UNA TARDE TRISTE

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La tarde se ve triste y sombría.
No se escucha tu voz.
El sol se viste de colores
de despedida. 

La nostalgia y la soledad.
se sienten como el aliento
de un dragón dormido.

No hay esquemas
ni bocetos en el cielo.
El crepúsculo se torna anaranjado
como la fogosidad de el amor.

Una constante nota de recuerdos
brilla como faro sin luz.
Una lágrima aflora a los ojos,
una lágrima por alguien
que se venera y se espera
y que nunca...nunca vendrá.

Esa llama de culto a la inclinación
que nunca se apaga
es como una calada melodía
que se vuelve una poesia
al primer rayo de el sol.

Ese beso que nunca se dio
se vuelve tan solo un adios.
Y esa mirada tan profunda
hiere de muerte el corazón.

Y es que, no hay nada más triste
que una ofuscación
que se niega a madurar
y se rompe en pedazos en el aire
sereno y seco de la tarde.

¡Y esta tarde que no termina de acabar
que se hace larga y tortura
con su versada languidez!

Un amor que navega despacio
en un barco sin velas por el infinito
y que no regresara jamás.
¡Que tormento y perturbación!

No vale la pena amar tanto.
No vale la pena este quebranto
que sofoca y ahoga mi ser.
No puedo gritarte que te quiero,
ni decirte cuanto te extraño
y que muero por tu amor.

Me duele tu ausencia,
el espacio vacío que dejastes.
¡Me duele y aunque me duela
tengo que aprender a vivir sin vos!

Luz de Estrellas

Luz de Estrellas

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