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Y así,
aún abrazado a ella
hice la mortal pregunta
"¿seguro que estás bien?"
y con esa sonrisa
me miró y contestó;

"No te preocupes, soy una piedra"

soltando el abrazo
comenté
"las piedras también se hunden"
y, sonriendo
subió las escaleras
mientras pronunciaba las palabras

"No puedes tocar fondo cuando ya estás abajo"

Dios se apiade de mí por no comprender sus palabras a tiempo

The memories of the soulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora