Parte 43

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KHALED....

—parece que tu dios te volvió abandonar.

Se burla Damballa la deidad que salió del infierno pisándonos los talones, no es la primera vez nos enfrentamos. Cuando llegue a la tierra intentó seducirme con el propósito de pasarme a la oscuridad, llego a mi en forma de una bella mujer afroamericana a traída por el hecho de que no era como el resto de los caídos que conocía.
La diferencia entre ellos y yo, es que yo mi resistencia en una batalla es infinita, sin importar cuántos encuentros tenga el resultado siempre es y será el mismo.

Es experta en moverse lenta y sigilosamente, es impredecible, capaz de realizar movimientos repentinos y extremadamente letales. De ella proviene el patético rumor de los Zombies entre los humanos.

—¿a caso no ves mis alas Damballa?
—Las veo—se burla—pero no siento ni una pizca de esencia divinidad que salga de ti... no puedo ni compararte con un querubín.

Repite su movimiento atacándome de frente, es veloz y apenas logro quitarme del camino. Puedo con ella, pero si o si necesito una espada y la necesito pronto.

—no me compadezcas—alardeo—que con o sin poder, siempre estoy disponible para darte una buena paliza preciosa.

La verdad es que estoy hablando por hablar, en estos momentos soy presa fácil, mi fuerza no se asemeja ni con el eslabón más débil de los caído. <<me puede matar>>
Pero no voy a permitir que nadie lo sepa. Resistiré lo que tenga que resistir, pelearé con quien tenga que pelear y no me de tendré hasta llegar ha DEMIAN y detenerlo a como de lugar.

—entonces demuéstramelo.
Logra golpearme tomándome desprevenido y soy lanzado hacia las puertas del infierno pero choco contra Astor. El hijo de perra aprovecha la oportunidad sujetándome del cuello con el firme propósito de matarme.

—hola Khaled—sisea con repudio—no sabes cuanto he esperado este momento, parece que es hora de que arreglemos unos cuantos asuntos tú y yo,
su asquerosa voz recelosa me molesta, no hace falta ser adivino para darme cuanta lo mucho que me desprecia, y tampoco es idiota, sabe que el sentimiento es mutuo.

Damballa se acerca por detrás reclamando a su presa, difícilmente querrá perder la oportunidad de liquidarme ahora que tiene la ventaja.

—él es mío Astoreth—le grita posesiva—devuélvelo.
—toma turno Astor—me burlo casi sin aliento— la dama atacó primero.
—búscate otro ángel con quien jugar—le espeta con desdén—este me pertenece.
—¿tú madre nunca te enseño a respetar lo ajeno?—le reprocha—Tú búscate a alguien más y no te metas en mis mierdas.

Astor se muestra carente de empatía y paciencia ante las quejas y lloriqueos de la deidad africana. Basta con que chaqué los dedos para que un viento violento comience arrastrarla de vuelta al infierno, sus berridos y amenazas son música para mis oídos, Astor me hizo un favor quitándomela de encima. Aunque por otro lado me divierte el empecinamiento que ciertos demonios y deidades tienen conmigo después de tantos siglos. Se va jurando a Astor vengarse la humillación junto con una lista interminable de insultos hacia mi.

—me ama— logro poner una mueca burlona— pero no debiste molestarte, ya casi la tenía.

Astor no la determina, me mira con desprecio y asco, reparándome de pies a cabeza buscando no sé qué en mi—quisiera poder hacer lo mismo pero el infeliz me tiene del cuello— alza la ceja con interés cuando intento alcanzar una bocanada de aire aferrado del agarre que tiene sobre mi. El imbesil se carcajea.

—estas muriendo—se burla—y aún tienes la estupida idea de ponerte a bromear...eres patético, no sé que le divierte a mi Demmi de ti.

Reconozco que más que el odio por ser contrarios, su coraje es personal. Le arde que en más de una ocasión Cailí prefiriera quedarse a mi lado en lugar de largarse con él. Lo entiendo porque a mi me pasa exactamente lo mismo. Jamás consentiré que la halla engañado para lograr su propósito, que la acosara hasta en sus sueños.....que la arrebatara de mi lado.

La rebelión de los Caídos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora