Gorgeous || Hardzzello

|| 03 ||

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—Lo de ayer no puede volver a repetirse o vas a crearte una mala reputación para el mundo del cine independiente. Y no quieres eso —le dice el hombre que acompaña a Ben en ese momento.

Su nombre es Robert; el hermano de su madre, quien también ejerce la función de mánager y una compañía para el rubio mientras está en América.

El hombre tiene cuarenta años y ha sido quien se encarga de ordenar un poco la vida del muchacho cuando su madre está ausente. O sea, siempre. Está muy consciente de lo negligente que ha sido su hermana durante toda la vida del rubio y por eso es casi una figura paterna y quien está encargado de cuidarlo mientras estén en el continente.

Rob tiene su propia familia, pero jamás ha dejado de preocuparse por Ben, porque sabe que el muchacho tiene sus demonios.

—Y recuerda llamar a tu madre porque has estado ignorando sus llamadas estos últimos días y no es justo que...

Rob sigue hablando, pero Ben está demasiado ocupado buscando una dirección en su teléfono y lo está escuchando a medias.

Sabe que Rob tiene razón pero hay cosas más importantes en su cabeza en ese momento, como conseguir la dirección de una pastelería y cambiar esa chaqueta negra que se ha puesto porque no le convence. Y no sabe por qué le preocupa tanto su imagen en ese momento.

Lucy le ha dicho que puede llegar a las siete a su casa, pero son las siete y treinta y Ben todavía está en la suite del hotel donde se está hospedando.

—Ben, ¿has escuchado algo de lo que te dije?

—Esta chaqueta es fea, no sé por qué la traje —responde el rubio, quitándose la prenda y lanzándola con descuido a la cama.

—Benjamin Jones, te estoy hablando.

—Voy a llamar a mi madre en la mañana.

Ben se dirige al clóset donde ha colgado sus chaquetas y algunas camisas. Todo lo demás sigue en las maletas. Escoge una prenda de color beige y está le convence más que la anterior.

—Y por favor, luego de la cena te vienes al hotel. Nada de andar en algún club. Recuerda que mañana tienes grabaciones.

—No soy un niño, Rob, no tienes que decirme esas cosas.

Mentiroso, Benjamin. Tienes 25 años, pero sigues siendo un jodido niño a veces.

—Sí. Sí tengo que decirte.

Y dicho aquello, el hombre se fue a su habitación.

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Está tratando de no pensar en la verdadera razón que le ha llevado a comprar una tarta de frambuesas. A veces tiene tendencia a mentirse a sí mismo por puro gusto, así que se contenta con pensar que ha decidido llevar el postre y punto.

No tiene nada que ver con un nombre en específico o información que guardó el subconsciente cuando creía no poner atención.

Lucy le ha enviado la dirección del apartamento que comparte con Rami y el horario en que estaría bien llegar, pero Ben lleva unos -varios- minutos de retraso. Todo por culpa de una chaqueta que no le convencía.

Cuando está por abordar el elevador para llegar al séptimo piso, una voz conocida le grita que no oprima el botón que cierra las puertas todavía.

Joe y una joven de cabello castaño -de quien ya ha memorizado facciones gracias a las fotos de Instagram- abordan el ascensor. El mayor lo saluda con un corto abrazo y ella le ofrece su mano.