« ... Y estoy tan furioso contigo por hacerme sentir de esta manera, pero ¿qué puedo hacer, si eres maravilloso?»
En donde Ben trabaja, no sólo en la misma película que Joe, sino alborotando su vida también.
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Lo ha visto antes.
Por supuesto que lo ha visto antes, varias veces, de hecho. Aunque no se conocen personalmente.
Lo ha visto en dos películas melosas para adolescentes y también en el anuncio de un perfume de algún diseñador del cual no logra recordar el nombre. También lo ha visto desde lejos en un evento, pero jamás intercambiaron una palabra.
Eso no importa en realidad; no es excusa, porque basta un par de miradas en su dirección y tienes la certeza de que ya no olvidarás ese rostro o su nombre. Un nombre tan simple para un ser tan complejo y tan lleno de enigmas, que ni dos vidas bastarían para terminar de comprenderle. Y quizás ese es su mayor atractivo, después de lo físico, claro.
Por muy superficial que suene, la belleza externa es lo primero que mira la gente. Y con más razón si se trata de una belleza tan evidente que además se mezcla con una especie de encanto genuino que el muchacho emana por los poros.
Y es que, ¿acaso es posible culpar a quienes le miran? Joe no culpa a ninguno porque se encuentra en la misma situación.
En un rincón de aquel set a medio construir, lleva un rato mirando la prueba de cámara que se desarrolla a unos metros de su ubicación.
El muchacho rubio ha dicho un par de las líneas de su libreto, ha mantenido un semblante neutro, ha batido sus pestañas con auténtica inocencia, mientras mira la cámara, y por ahí alguien lo ha hecho reír al final. Es algo tan encantador que sus espectadores terminan contagiados. Incluso Joe termina esbozando una sonrisa involuntaria.
Joe se ha percatado de que el rubio tiene la capacidad de sonreír con los ojos y también se ha fijado que a veces tiene cierta expresión en los labios y parece como si estuviera haciendo pucheros.
—¡Excelente! ¡Eso fue encantador! —exclama la mujer que está de pie junto al camarógrafo.
Su nombre es Toni Smith y es una de las más talentosas directoras de películas independientes. La gente suele subestimarla y luego se deben retractar cuando la ven recibiendo algún premio por su trabajo. Toni tiene varios premios e incluso dos nominaciones al Óscar.
Es la segunda vez que Joe trabaja con ella y le agrada mucho.
Hace años hizo una película con ella, una pieza que algunos llaman, hasta el día de hoy, obra de arte y otros la catalogan de mediocre. Como sea, le debe sus nominaciones y premios a ese film. También le debe a uno de sus mejores amigos.
—¡Joe! —exclama la mujer, viendo en su dirección y le hace un ademán con la mano para que se acerque.
El muchacho rubio está junto a ella, observando sus pasos con una sonrisa tan sutil que Joe no la nota hasta que está a un metro de distancia.
—Cariño, ven a conocer a Ben —dice Toni muy contenta—. Ben, él es Joe Mazzello. Joe, este niño encantador es Ben Hardy.
Entonces Ben le dedica una sonrisa amplia; brillante; encantadora. Toni tiene razón.
