Capítulo 2

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Al acabar con el lío de las maletas, le dije a mi madre:

-Voy fuera a ver que tal va todo.

-Antes de las 2 vuelve.-dijo ella.

Dije que sí con la cabeza y salí de mi casa. Cerré la puerta principal y noté un viento frío golpearme en la cara. Oí una puerta abrirse. Era la puerta de la mujer mayor que vimos antes. Salió de casa y me miró con sus ojos tristes. Le dije:

-Va todo bien?

-Podría ir mejor.-dijo con su voz de noventa y tantos años.

-Es que le ha sucedido algo?-pregunté

-Desde hace años sucede algo.

-Que quiere decir?

-Entra en mi casa. Te lo contaré todo.

La miré por un segundo y me adentré en su casa. Una casa vieja, con muebles de antes de Jesucristo y con muy poca luz. Me señaló un sillón para que me sentase en él.

-No has oído hablar de el misterio de la casa sin número?-dijo ella.

-No señora, acabo de mudarme hoy aquí y todavía no sé nada.-respondí.

-Bien, escúchame que te lo voy a contar.-me dijo amablemente.

Dije que sí con la cabeza, pensando en que me iba a contar una historia, un cuento, o algo que no valiese la pena escuchar. Estaba muy equivocado.

Se sentó en un sillón enfrente de mí. Tomó una manta y empezó a contarme la historia.

-Enfrente de tú casa hay otra casa, verdad? No te has fijado en ella aún, por lo que veo. La gente de Valencia dice que está custodiada por un espíritu fantasma de una niña. Todos los que pasan por delante y miran a la ventana, ven a una niña vestida de blanco y pálida asomarse. Dicen que es un espíritu. Hay muchas historias sobre ella. Nadie la ha conocido ni ha hablado nunca con ella. Nadie entra en esa casa, a la que llaman “La Casa sin Número”. Se cuenta, que el espíritu quitó el número de la fachada de su casa para que no estuviera ordenada como todas y para que nadie supiese la dirección. La gente que intenta entrar, nunca vuelve a ser la misma.

Cuentan que los ojos de la niña embrujan a todos los que la miran y que es imposible contactar con ella. Lo curioso, es que la estas mirando y se desvanece entre el aire y las sombras. Nunca sabes donde puede estar.

Se pasa el día junto a la ventana derecha de el segundo piso.

-Como se llama?-pregunté

-Nadie lo sabe.

-Pero... Cómo es que la gente la ve, si está muerta?

-Es un misterio que nunca ha tenido respuesta. Por cierto, cómo te llamas?

-Carlos. Carlos Mestrén Hauskoween.

-Bien Carlos, nunca te acerques a esa casa. Tú vives enfrente y tienes más peligros que nadie de que ella vaya a por ti.

-Intentaré no acercarme, señora.

-Llámame Clara, Carlos.

-Bueno señora Clara, gracias pero me tengo que ir.

-Vuelve cuando quieras, Carlos.-dijo.

-Gracias, hasta pronto.

Cerré la puerta. En la calle, observé aquella casa. Miré la ventana derecha de el segundo piso. No había nadie. Ni una sombra, ni un movimiento. Na-

da que no fuese normal en una casa. Me dí la vuelta y entré en mi casa. Mi madre me dijo que cómo es que había llegado tan pronto.

Le dije que se sentase y le conté la historia que Clara me había contado.

El misterio de la casa de enfrenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora