Capítulo 7

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-Nos pondremos con ello mañana desde primera hora -le aseguró ________ a Juliette Hardwick por enésima vez, y tuvo que hacer un esfuerzo para no darle con la puerta en las narices.

-No tienes por qué preocuparte, Juliette -intervino en ese momento Mariana, siempre oportuna-. Yo misma te acercaré mañana el vestido, a última hora de la tarde. Estarás perfecta el día de la boda.

-A ti no te parece que he perdido demasiado peso, ¿verdad? -le preguntó la joven, preocupada.

«Más retraso», se dijo _________, exasperada, que estaba deseando regresar con Christopher y Charlotte. Estaba claro que, de un modo u otro, Christopher se las había arreglado, puesto que no había ido a pedir ayuda, salvo que lo que le impidiera pedirla fuera solo su orgullo. _________ no las tenía todas consigo.

Entre tanto, Mariana apaciguaba y halagaba a Juliette, que, finalmente, se dio por satisfecha, les deseó buenas noches y se marchó. Pero, en cuanto se hubo cerrado la puerta, Mariana agarró a __________ del brazo, impidiéndole salir corriendo, como era su intención. Los ojos le brillaban de curiosidad.

-¿Buena actitud? -le preguntó, señalando con la cabeza hacia la vivienda de ___________

-Se ha ofrecido él a cuidar de Charlotte. No tuve que pedírselo.

-¡Estupenda actitud!

-Me ha dicho que había estado practicando el cambiar pañales -las palabras de __________ rezumaban incredulidad todavía.

-¡Fantástica actitud!

-Y Charlotte estaba a punto de ensuciarse cuando los dejé.

Mariana rió de satisfacción.

-Esto va a ser una prueba definitiva.

Pero a ___________ le preocupaba demasiado el resultado para verle la gracia.

-Me tengo que ir -dijo, soltándose de la mano de Mariana-. Mañana a primera hora vendré por el vestido.

-Que no se te olvide la recompensa -le gritó Mariana mientras se alejaba, y luego se puso a canturrear su melodía favorita, la Marcha nupcial de Mendelssohn.

Lo cual, para __________, era mucho anticiparse. Aun suponiendo que Christopher hubiera salido con bien de la prueba de esa noche, no era más que un primer paso en la dirección adecuada. Por mucho que ella deseara darle el aprobado, no podía cegarse ante las consecuencias de una equivocación en ese terreno.

Estaba muy nerviosa al poner la mano en el pica porte de la puerta de su apartamento, y se detuvo un momento para serenarse. Christopher le había pedido que confiara en él, y, por el momento, ella debía comportarse como si todo fuera a la perfección.

Y, además, convenía que estuviera ahora muy pendiente de Christopher , de su talante. Quizá él tratara de disimular el mal trago que había pasado para quedar bien con ella, pero su verdadera actitud hacia la niña terminaría por emerger, y _______ debía detectarla cuanto antes.

Por fin abrió la puerta, con delicadeza, atenta a cualquier ruido: lloriqueos de Charlotte, palabrotas por parte de Christopher, o cualquier otra expresión de sus opiniones acerca de la infancia en general y su actual situación en concreto.

Música. No se oía más que música, a un volumen muy razonable. Era una canción de los Beatles. No era exactamente una canción de cuna: habría que haber prescindido de Ringo y de la batería, para empezar, para que pudiera servir de nana. Sí, a Christopher le gustaban mucho los Beatles, pero, ¿y a Charlotte?

__________ se asomó muy cuidadosamente a la puerta, para hacerse una idea de lo que tendría que afrontar. Christopher estaba repantigado en el sillón de bambú más alejado de la ventana, mirando hacia la puerta, pero no podía verla, ya que las enormes páginas del Herald le tapaban la cara. Lo único visible era su pelo.

Papá por sorpresa// Christopher Vélez y TN//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora