Capítulo 11

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Lo de que le iba a doler y se sentiría floja durante una semana era la verdad literal, como tuvo ocasión de comprobar ___________. Era completamente imposible que hubiera podido quedarse sola, ni mucho menos ocuparse de la niña. Marcharse a casa con Christopher fue la solución ideal, y le permitió, no solo recuperarse, sino descubrir montones de cosas que la fueron tranquilizando y llenando de seguridad. Cada ver sentía más vergüenza de haber dudado acerca del futuro compartido con él.

Nadie podría haberla cuidado con más cariño ni haber estado más pendiente de sus necesidades. Todos los días iba a visitarla una enfermera para comprobar su evolución, pero era Christopher quien le daba de comer, la lavaba, la ayudaba cada vez que necesitaba hacer algo, y le hacía toda la compañía posible.

Cuando estaba despierta, él le llevaba a Charlotte cuando iba a darle de comer. Ella no podía hacerse cargo de la niña, pero le gustaba ver a Christopher con ella en brazos, hablándole como si fuera a entender cada palabra que le dirigiera, e incluyendo siempre a ___________ en la conversación. Había instalado una mecedora en el dormitorio, y allí se pasaba las horas muertas, mirándolas a las dos embelesado.

La primera vez que vio a Charlotte chupar con tantas ganitas del biberón, ___________ sintió un enorme desconsuelo. ¿Habría sido imaginación suya aquel poderoso lazo que le había parecido que se formaba entre ella y su hija al amamantarla? Le dolía sentirse tan prescindible. Debilitada en todos los sentidos por la operación, acabó por romper a llorar.

-Para ella es lo mismo -le explicó entre hipidos Christopher -. El biberón le sirve igual.

-Le sirve ahora que se ha acostumbrado a él, ____________, pero te aseguro que la primera vez nos volvió locos tratando de dar con un sustituto que le gustara, pero la señorita sabía perfectamente que no le estaban dando la leche de su mamá.

-¿Os tenía a todos? ¿Qué quieres decir?

-A mí, a Erick, a Joel y a Spike. Yo fui el que tuvo que persuadir a Charlotte, mientras ellos se encargaban de la intendencia.

Y ___________ le escuchó, sorprendidísima, mientras le describía su aplicación de método científico a la búsqueda del biberón perfecto, la colaboración de sus aprendices, las reacciones de Charlotte, cómo la había adoctrinado, y cómo se había conformado al fin con el tercer tipo de leche. ___________ terminó por sonreír, lamentando únicamente que no hubiera habido alguien con una videocámara, grabándolo todo.

-Lo hiciste fantásticamente, Christopher -le dijo, con sincera admiración, y considerablemente reanimada tras oír su relato.

Y, al ver la sonrisa que le iluminó la cara, aún se sintió más aliviada. Al parecer, manifestar aprobación funcionaba con todo el mundo. Y alabar a las personas. Agradecerles lo que hacían. El amor y el aprecio iban unidos.

-No dejes que te afecte lo del biberón, Christopher -le rogó él, con la mirada llena de cálida simpatía-. Ya sé que te habría gustado seguir amamantándola, pero ya verás como la próxima vez todo nos saldrá mejor. No tendrás que renunciar a nada que quieras darle.

-¿La próxima vez? -___________ no sabía cómo tomarse aquello.

-Oh... -se lo veía confuso, y trató de quitarle importancia-. No es más que una ocurrencia mía. Un poco prematura. Olvídalo. Lo importante es que Charlotte está bien. No tienes por qué preocuparte.

-No estás siendo sincero conmigo -lo reconvino ___________-. ¿Por qué no comentas conmigo lo que se te ha ocurrido?

-Es que, verás -contestó él, encogiéndose de hombros-, me parece que he dado por sentadas algunas cosas, y tú me has dicho que no fuera demasiado rápido. Creo que es mejor dejarlo así por ahora, ___________.

Papá por sorpresa// Christopher Vélez y TN//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora