Capítulo 38 "Ganador"

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Abrí mis ojos, y de nuevo me encontraba en una habitación blanca, y no tardé en reconocer que estaba en un hospital. Me senté, pero mi cabeza aún dolía, al igual que varias partes de mi cuerpo. Volví a cerrar los ojos, y lentamente caí en un sueño.

—¿El está bien?

—Ya te dije que no lo sé.

—¡Te dije que podría morir! ¡Pero no me hiciste caso! ¡Eres un idiota!

—¡Ya cálmate! ¡La despertarás!

—¡Nunca debiste haber hecho eso! ¡Si muere, te mataré! ¿Me escuchaste?

—¡No va a morir, por dios!

Mis ojos se abrieron de golpe, y miré hacia toda mi habitación, pero no había nadie. Y no sabía, si lo que yo había escuchado fue real o había sido sólo un sueño. Y me quedé aproximadamente una hora pensándolo. Pareció tan real, pero al mismo tiempo pareció tan borroso.

—Amor… Que bueno que haz despertado. —Mi madre me besó en la frente.

—¿Qué me ha pasado?

—Tuviste un accidente…

Cerré los ojos un momento, tratando de memorizar todo, esperando que el golpe no me haya afectado tanto. De pronto, mis ojos se abrieron de golpe, y miré a mi madre, ella sabía lo que ella preguntaría.

—El… Bueno… El está bien.

Mi madre sonrió, pero de alguna forma, no le creí. Había visto a muchas personas usar esa sonrisa, una sonrisa que sólo escondía la verdad, para esconder una tristeza. Y comencé a sentir un vacío, al imaginar que lo había perdido, que me había dejado. Mi corazón se comenzó a acelerar, y no lo podía controlar, el miedo, el pánico, la desesperación me consumían, mi vista se tornaba borrosa por las lagrimas, sentía que me hundía en un cuarto oscuro, o incluso que algo me jalaba al fondo del mar. Buscaba la mirada de mi madre, pero no ella no buscaba la mía. Sentí un contacto con mi piel, algo cálido, algo que me dio tranquilidad, algo que me saco de la oscuridad y me dio tranquilidad. Todo volvía a la normalidad, mi ritmo bajaba, y yo comenzaba a relajarme. Abrí los ojos, bajé mi mano lentamente, y vi otra mano sobre la mía, de nuevo subí la mirada, pero ahora a ver el dueño de esa mano. Mi respiración se cortó al ver a Adam delante de mí, me miraba de una manera compasiva, odiaba la compasión. Retiré mi mano bruscamente, y me crucé de brazos, cerrando mis ojos, esperando caer en los brazos de Morfeo.

Narrador Omnisciente.

Todas las personas rodearon a la chica, como cuando un artista llega a alguna ciudad, pero esta vez era diferente, no era un artista, y no era algo de lo cual las personas se alegraran de ver. La ambulancia se escuchaba cerca, y entre más cerca se escuchaba, más grande se hacía el círculo de personas.

—¿Alguien vio lo sucedido? —Preguntó un policía, buscando testigos de lo sucedido.

—Yo, señor. —Levantó la mano una señora, de aproximadamente unos 40 años.

La chica fue llevada en la ambulancia, mientras el policía llamaba a los familiares de ella. Los paramédicos revisaban su pulso, sus heridas, entre otras partes. La chica recobró el conocimiento unos segundos, pareciera que buscaba a alguien, pero el cansancio la estaba venciendo y lo único que pudo decir fue: Connor. Y tras un suspiro, su cuerpo cedió al cansancio.

La policía, los paramédicos, y la gente, se acercaron a la camioneta. La camioneta soltaba humo por la parte del motor, el policía abrió la puerta, y junto con los paramédicos intentaron sacar al chico que se encontraba ahí. Cuando finalmente lo hicieron, se dieron cuenta, que el chico estaba perdiendo demasiada sangre. Actuaron rápidamente, y lo llevaron al hospital. La madre de la chica ya se encontraba ahí, y al verlo pasar, su cara se desfiguró, temiendo lo que le podría pasar.

Las horas pasaban, como en una clase de matemáticas, lentas y dolorosas. Los sonidos del reloj era lo único que Nicole escuchaba. Y cada vez se sentía más sola, deseaba que la única persona que ella ha querido, estuviera con ella. Lamentable, no se podía. Jonathan entró por la puerta con un oso de peluche y unos globos que decían “que te mejores” “te quiero” “mejórate” y Nicole sonrió, tal como un niño pequeño cuando le compran el juguete que lleva esperando por varios meses.

—¿Cómo te sientes? —Jonathan se sentó en el sillón que estaba cerca.

—No sé —Nicole suspiró—, me siento perdida, desconsolada.

—El va a estar bien.

—¿Qué le ha pasado? Mamá no me ha querido decir, y yo pienso lo peor y… —Nicole se detuvo, hablar de lo que ella imagina le rompía la voz— Sólo quiero la verdad.

Jonathan suspiró, y miró a su hermana a los ojos. —Está… Grave. Perdió mucha sangre, están buscando donantes… Está débil, y ahorita lo están operando.

La escena de Connor siendo operado, y de ella llorando frente a un ataúd se desarrolló en su mente, alejándola del mundo real por un corto tiempo.

—Va a estar bien. —Jonathan le apretó las manos.

—¿Tú sabes por qué sucedió el accidente?

—La policía ha dicho que había sido un problema con los frenos, pero no me dijo nada más.

El resto de la tarde se basó en conversar cosas triviales, en lo que la madre de Nicole regresaba. El teléfono de Nicole sonó varias veces en la tarde, pero ella no se dignó en responder. El aburrimiento la estaba matando, y todo lo que quería era ver a Connor.

Al rato entró una enfermera para ver como iba la recuperación de Nicole.

—Deberías dormir, te hará bien.

—No puedo. Yo… Necesito saber algo. Y necesito su ayuda.

—¿Sobre qué es? —Preguntó la enfermera, no sabiendo si tenía que estar asustada, o dispuesta a ayudarla.

—Necesito saber como está el paciente Connor Moore.

—El está un poco delicado en este momento. Perdió mucha sangre, y están en busca de un donante.

—Quiero verlo.

—No está permitido. No puedes salir de aquí hasta que te den de alta, además de que él tiene prohibida las visitas.

—Creo que no me entiendes… El es mi novio, ambos tuvimos el accidente juntos, sólo que yo… Bueno, yo salté del auto antes de que este chocara. En verdad necesito verlo.

Nicole limpió las lágrimas que salían. La enfermera ablandó su corazón y accedió. Suerte por Nicole que no le tocó una enfermera dura y fría. La enfermera, de nombre Michelle, dijo que la ayudaría, pero tenía que ser a las 12. Cuando los doctores y enfermeras cambian de turno.

Impaciente por que fueran las 12, Nicole decidió matar el tiempo leyendo un poco. El reloj marcaba las 12 en punto. La enfermera entró a la habitación de Nicole con un traje de enfermera en sus brazos.

—Colócate esto, ¡vamos!

Nicole se levantó rápido de la cama, mientras la enfermera le ayudaba a quitarse los aparatos, y con muecas de dolor, Nicole se colocó el uniforme. Ambas salieron de la habitación, Nicole pretendiendo que era una enfermera, y Michelle tratando de estar tranquila. Sabía que si alguien la descubría, su trabajo estaría perdido. Michelle la guió hacía donde estaba Connor. Con cuidado de que nadie las viera, abrió la puerta.  Nicole entró —no sin ser avisada por Michelle que tenía que darse prisa—, y recorrió con la mirada el cuerpo de Connor, acercándose a él o lentamente.

—Diablos, duele verte de esta forma. De sólo imaginar que te perderé, me… Me destruye el corazón. Encontrarán un donante, yo lo sé. Y saldrás de ahí como todo un ganador, porque si alguna persona quiso hacerte daño, se hundirá al verte con una sonrisa. Te amo, no lo olvides.

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N/a: ¡Ok! Necesitan una disculpa por no subir capítulo, pero es que no tenía internet :( Perdónenme, en serio. Ahora, tengo una pregunta para ustedes, ¿qué creen que paasará ahora? Denme sus teorías :B

Las amo mucho,

Monze x

AmnesiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora