changkyun caminó alegremente hacia la biblioteca, cualquiera pensaría que él era un chico famoso o escapaba de alguien, se encontraba excesivamente cubierto hasta la nariz.
nadie iba a reconocerlo, y para él era mejor así.
en sus manos se encontraba una pequeña cajita triangular color violeta transparente donde adentro se encontraba una pequeña tarta de fresas, era la tercera vez que hacía esto y al parecer al mayor se le hizo costumbre, ya que un día no pudo traerle una y se la mantuvo con un puchero y ojitos tristes todo el día y sí, changkyun estuvo para verlo y sentir su corazón palpitar con ferocidad.
al llegar, fue directamente al mostrador y no había nadie ahí, agradeció a los dioses y rápidamente depositó la pequeña cajita junto con una flor blanca y salió de ahí, yéndose a uno de los estantes para disimular un poco.
jooheon llegó y una sonrisa adornó su rostro cuando observó que la pequeña cajita transparente se encontraba en el mostrador. un sonrojo se adueñó de sus mejillas al ver la rosa blanca y la acercó a su nariz, embriagándose con aquel olor.
changkyun sonrió radiante y cuando vio que su trabajo estaba hecho decidió irse, sin siquiera percatarse de que el mayor estaba mirándole, para luego volver su mirada a la deliciosa tarta que esperaba ser comida.