Recordando el pasado (II)

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Se puso de pie de un salto y se debatió entre salir corriendo o quedarse allí y explicarle que no estaba haciendo nada malo. El hombre debió ver las intenciones en su cara, así que le puso una mano en el hombro sujetándolo firmemente.

- Tranquilo muchacho, sólo quiero que hablemos y me expliques porque estás compartiendo cama con mis perros. ¿Has comido algo hoy aparte de los tomates que llevas semanas robándome?

Las palabras del veterinario eran amables, y su mirada aunque tranquila era cauta, esperando su reacción. Ángel se decidió por salir de allí lo más calmado que pudo.

- Lo siento yo... sólo quería un sitio para dormir y... yo... me iré enseguida.. yo...

- Cálmate muchacho, deja de balbucear, te he preguntado si has comido algo hoy.
- A parte de los tomates... no, la verdad es que no.

- ¡Ja, pequeño ladronzuelo! anda entra en casa chico, te daremos algo de comer y me explicas como has hecho para que la vieja Loli te acepte en su camada tan de buena gana.

El hombre le dedicó una sonrisa paternal, y lo empujó hacia la casa aún sujetándolo por el hombro.
Ángel lo miró con desconfianza, no podía creer como alguien que le había pillado robando y allanando su propiedad estuviera siendo tan amable con él.

- Señor lo siento mucho, yo no... me iré enseguida... no hace falta que...

- Calla ya y entra en casa, mi mujer estará ya más que preocupada.

El hombre abrió la puerta y empujó suavemente a Ángel haciéndolo entrar. El aire caliente de la estancia le golpeó la cara, estaba un poco viciado, y había un olor extraño, era una mezcla de comida y madera quemada de la chimena. Extraño pero agradable.

- ¡Martha! Mira lo que escondía la perra, te dije que no era una plaga de topos lo que nos estaba arruinando las tomateras.

- ¡Damien deja de gritarme, estoy vieja no sorda!– chilló la mujer bajita y regordeta saliendo de la cocina– Pero... ¿Que es esto? ¿Quien este chico? No me digas que él..

- Si mujer, me lo he encontrado durmiendo en la perrera.

Ángel sintió enrojecer sus mejillas ante aquella afirmación, la pareja hablaba como si él no estuviera allí, y pese a sus chillos se apreciaba un tono de complicidad y cariño al que sólo se llega tras muchos años de relación.

- Esto... señora yo...lo siento... siento haberles sacado de la cama y siento haberles asustado, le estaba diciendo a su marido que me iré ahora mismo si...

- Calla calla hijo, y siéntate a la mesa ¿tú no sabes que los viejos apenas dormimos? Despertarnos dice... ójala yo pudiera dormir como antes de un tirón, anda que no hace años que no pego ojo en condiciones, hasta el ruido de una mosca me despierta ya, y mira que le digo a Damien que me arregle las ventanas, porque con el aire que se mueve por las noches, pues hijo, que una no para, y que ni con tapones para dormir oye, tendríamos que...

Ángel sonrió ante la diatriba de la mujer, le resultaba gracioso ver como se iba por las ramas, pasando por alto el hecho de que acababa de sentar a su mesa a un desconocido al que había pillado allanando su propiedad.

- Martha, que te pierdes mujer, dale algo de comer al chico, creo que por fin hemos encontrado a nuestro esquivo ladrón... ¿No es así chaval?

- Esto yo.. si... lo siento mucho y le prometo que se lo pagaré...

- ¡Ja! deja de disculparte muchacho, desde luego eres el ladrón más educado que he conocido en mi vida

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⏰ Última actualización: Apr 27, 2019 ⏰

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