2. Las margaritas

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¿Alguna vez has tocado los pétalos de las flores y los has sentido de verdad? Cuando te digo que los sientas de verdad, me refiero a que, si alguien lo pasase sobre tu piel y cerrases los ojos, ¿podrías reconocer su tacto?

¿Alguna vez has analizado el comportamiento de la gente sin tener en cuenta la relación que guardan con el mundo? ¿Te has preguntado por qué hacen lo que hacen, o dicen lo que dicen? Entonces, juega conmigo. Mírame a los ojos y dime qué hay. Arrugas pequeñitas, como de alguien que está a punto de entrar en la treintena. Menos lágrimas de las que se esperarían y supongo que también, menos de las que querría. 

¿O quizás es que se me ha ido de las manos? Porque vine, a contarte el secreto de los domingos tristes y ojerosos. Sólo sirve para cuando hace mucho frío, para cuando el viento te corta los labios y te enreda el pelo. Entonces, anda por la playa, con los pies descalzos, en el agua fría. Intenta ahondar un poco más, y descubre que no eres capaz de adentrarte en el agua. Es el instinto de salvación humana, porque al fin y al cabo, para eso venimos aquí... Para sobrevivir, ¿no?

Cuando tengas los dedos tan azules, cuando no te sientas los pies y te chasqueen los dientes y las rodillas, sólo entonces, párate a pensar por qué no has entrado en el agua. Siente, entonces. Siente todo lo que no has sentido durante la semana, y llora, para bien o para mal, y déjalo que se vaya con las olas, deja que salga de tu pecho como una tos áspera. Mete las manos en la arena fría, remuévete las entrañas y escupe toda la sangre negra que tienes dentro. 

Deja que te abracen por detrás, que te digan, una vez al año, que todos tus miedos están con el mar, y que poco a poco, se los irán tragando las cataratas del tiempo. No renazcas como las flores saladas de la playa, esas margaritas amarillas que arrancan cuando son una plaga para los turistas. Renace revuelta, como el océano; caliente, como las corrientes de las fosas; explota, como un volcán submarino. Se aire, tierra, fuego y viento.

Se el mar por un día. Deja que las heridas escuezan y se abran. Se el antagónico de lo que no quieres ser, se la playa, se las flores que todos quieren arrancar. Se tu propia plaga.

Se tu propia salvación. 




¿Y si te digo que...?Where stories live. Discover now