¿Y si te digo que...?

3. El bonsai

Solo le hacía falta un poquito de amor y cuidado. Es increíble lo que hace la atención, ¿verdad?
Que no le cortaran las hojas de mala forma y que le dijeran, lo bonito que se iba a poner. "Que vas a poder volar", le dije, y al mes, se marchitó.
Se le cayó el verde, dejándome ver si famélico y enredado esqueleto, dejándome ver lo que realmente es. Y yo, le sonríe y lo quise igual.
Le repetí una vez más, que lo quería igual.
No me respondió, ni con el más mínimo gesto. Pero yo lo quise igual.
Quise que mis ojos le dieran la fuerza para crecer y soñar, que mi tacto lo volviera de hierro, que rezumara como en los mejores días de primavera.
Quise que mis palabras y mi ronco "buenos días" de por las mañanas, le hicieran sentir tan bien como a mi.
Una pequeña ráfaga de aire, resguardarlo dentro si hace frío. Repartir el agua por igual, tocar su tierra todas las noches. Regarle el alma y no solo las raíces.
Que el agua no calmara solo la sed, sino también la rabia.
Y poco a poco veo que si te marchitas yo voy a ayudarte a resurgir, como el ave fénix que tanto me gustan.
Voy a hacer que saques de mi lo mejor, hasta cuando solo me quede lo peor.