Lo que no se conto en sinsajo (los juegos del hambre)

Capítulo 2

La luz que entra por la ventana me despierta de golpe, recuerdo lo que paso ayer eso me hace recordar a peeta lo que forma una sonrisa en mi rostro algo que hace mucho no hacia, me levanto y me baño pues no recuerdo la última vez que lo hice, no tardo mucho, me pongo una chaqueta de cuero que es mucho mas como que la ropa que nos traen desde el capitolio.

Me pongo pantalones cómodos y botas de cuero sintiendo como se adaptan a mis pies; estoy dispuesta a ir a cazar todo el día.

Salgo de mi casa y me dirijo hacia el bosque busco mi arco y mis flechas, pero al pasar por cada lugar del bosque recuerdo esos días de verano y otoño con Gale, o a Prim intentando aprender a cazar y pensar en Prim me hace recordar a Rue casi juro que la puedo ver saltando de un árbol a otro, no puedo evitarlo una lágrima cae lentamente y se desliza sobre mi mejilla.

Trato de olvidarme de eso tratando de cazar algo, aunque no lo necesito es una buena distracción.

Solo consigo cazar una libre, recordando a las personas importantes en mi vida que intente salvar y todo lo que hice sin resultado eso me recuerda que hay una persona a la que logre proteger y el es Peeta, lo que me recuerda que regreso y me hace sentir algo por dentro algo que me obliga a regresar.

Camino lentamente hacia la aldea de los "vencedores".

Cuando voy llegando apenas el atardecer empieza a llegar y observo lo hermoso que es; como se funden los colores iluminando lo dientes de León haciéndolos parecer de un color rojizo anaranjado.-katniss!!-una voz dulce distrae mis pensamientos es...

-peeta- reconozco su voz

-vine a ver el atardecer se ve hermoso desde aqui-se acerca a mi

-si los dientes de León se ven hermosos- le respondo sin apartar la vista de aquel bello lugar.

-si lo se he estado haciendo algunas pinturas parecidas...quieres verlas?- me cuestiona.

-por supuesto- caminamos hacia su casa que se ve mas viva que la mía aunque por dentro es muy desordenada.

Me mostró un par de pintura con un atardecer anaranjado en ellas.

-disculpa el desorden de saber que vendrías hubiera recogido...-quito algunas cosas del sillón para sentarnos los dos-bien hmm. Quieres un vaso de agua?

asentí

Así que se levanto y fue hacia su cocina mientras yo no podía dejar de pensar en aquel día donde encontré su mirada y ahí cuando vi el primer diente de León sintiendo la esperanza dentro de mi...