3.-Padres por el destino.

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Mi querida SailorFighter se que lloraste con el anterior y en este espero que te halles mejor. Muchas gracias por tu gran apoyo.
Créditos de la imagen a su respectivo autor.

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Camus con el alma hecha trizas salió de ahí, dentro de pocas horas podría ver a los niños. Devastado se quitó esa ropa y corrió a encerrase en el baño donde rememoró cada palabra de ella, confió en él que le dejó sus pequeños a su cuidado al descubrir como una profetisa su debilidad.

Quería llorar.

Pero ella era una desconocida sin embargo ella le había pedido que no se lamentara; ¿ cómo no lamentarse? ¡ si la pérdida de un ser humano era devastadora para cualquiera!

Le habían dicho que les harían exámenes para descartar lesiones por el accidente y de ahí él podía verlos y de paso hablar con la trabajora social dada la situación de orfandad de los recién nacidos. Milo le dio su palabra que daría su testimonio para que le sea concedida la custodia de ambos, cosa que no sería nada fácil.

Ángelo estaba en el grupo que comentaba el accidente. Todos enmudecieron cuando lo vieron llegar, Kanon se adelantó y preguntó por la mujer embarazada.

Shura adivinó al ver la sombra de tristeza en los ojos.

—¿ no sobrevivió?

—no, las heridas fueron severas, su útero... pero los niños nacieron bien, los tendrán en observación... Kanon—llamó la atención de su pareja que presto se acercó—quiero hablar contigo a solas.

—vamos a ver a Aioria—Aioros jaló a Shura y a Ángelo para darles privacidad.

—los niños quedaron huérfanos y según me dijo ella, no tiene a nadie más que vele por ellos.

Kanon ató cabos.

—ella te los dejó, es decir...

—si Kanon—en esos momentos el pelirrojo tuvo una especie de iluminación, tenían la oportunidad cuantos como ellos deseaban tener hijos—¡ me encantaría tenerlos! ¿sabes?

A la mañana siguiente, tanto Camus y Kanon fueron informados de que los mellizos estaban en excelentes condiciones. Una enfermera les enseñó a los pequeños identificados por la iniciales de sus probables nombres....

Para el niño era la A y la niña C.

—la trabajadora social los espera en su oficina—contó la joven abriendo la incubadora para mostrarles más de cerca a los bebés.

—si quieres me...—pero fue cortado cuando la niña fue depositada en los brazos del pelirrojo.

Tan pequeña. Tan frágil que costaba creer que su destino sería decidido por la voluntad de jueces, leyes y testimonios de un médico y enfermeras que atestiguaron la decisión de su progenitora fenecida.

Ella se removió en los brazos buscando acomodarse y cuando halló comodidad se quedó tranquila, el niño esperaba su turno y aunque el galo esperaba que su pareja lo tomara, este sintió un estúpido miedo y evitó hacerlo. 

—no me siento capaz... ¿ y que tal que se me resbale y caiga?—a lo que Camus se rió.

—te condicionas—dijo devolviendo a la niña a su incubadora—vamos señor miedoso a donde la trabajadora social....

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PDV Camus.

La trabajadora social nos escuchó atenta y sin interrumpirnos.

Kanon le explicó que había sido voluntad de la madre y que él no tenía problemas en hacerse cargo de los niños puesto que su mayor deseo era tener hijos.

Regalo de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora