14 - Noche de tormenta

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Una noche de tormenta se encontraba en la Ciudad de México; Aunque sea primavera, ahora es imposible saber cuándo el clima cambiara repentinamente. Ya pasaba de la media noche pero ambos chicos seguían despiertos cada uno en su habitación.

Aristóteles intentaba escribir una nueva canción que quería presentar para hacer su debut en la ciudad, ya había hablado con sus fans para poder hacer una reunión en la plaza Río de Janeiro, le había impresionado que ya tenía cuarenta personas interesadas en ir así que no había perdido el tiempo libre después del trabajo para poder avanzar esa canción. Los truenos no lo dejaban escuchar bien del todo entonces se colocó los auriculares que conectó al teclado.

Por otro lado, Temo estaba sentado en su puff leyendo un libro de cómo ser mejor en un debate. Sabía que tenía que practicar mucho antes de entrar a clases si quería que vieran lo mejor de él y hacia unas cuantas anotaciones en la libreta que Aris le había regalado para poder estudiarlas luego.

A Temo le causaba cierta relajación escuchar el agua de lluvia caer, aunque los truenos le eran algo molestos.

Aristóteles se levantó de la cama donde estaba practicando y se dirigió a la cocina por un vaso de agua, cuando abrió el refrigerador un gran trueno se escuchó y la luz se cortó.

-¡Tahi! - gritó Aristóteles

Temo se percató claramente que la luz se había ido y cuando escuchó el grito de Aristóteles un escalofrío le recorrió el cuerpo.

-Ay no - Temo pensó inmediatamente en el problema de Aris y la oscuridad. Se levantó lo más rápido que pudo y se dirigió a su habitación.

-Aris, ¿dónde estás? - Aunque no había luz, la luz de la luna entraba por las ventanas entonces se podía ver por dónde pisabas
-¡Temo! - gritó una vez más Aristóteles
-La cocina, ¡ya voy! - Temo corrió a la cocina y cuando dio la vuelta en el pasillo chocó con Aristóteles
-auch - dijo Aris
-¿estás bien? ¿Qué tienes? Aquí estoy, nadie te hará daño - dijo Temo preocupado mientras lo abrazaba
-Este...bueno... - Aris también lo abrazó con una sonrisa de alivio
-Espera...- Temo se separó de él - No estás asustado ni nervioso
-¿por qué debería estarlo?
-¿por qué gritaste?
-Para que fuéramos a revisar la caja de fusibles, me da miedo ir solo, ¿qué tal si hay fantasmas en esta casa?
-No hay nadie más que nosotros dos - El comentario de Aris le causo gracia a Temo
-Bueno, pues por si acaso, te sigo...

Temo se dio la vuelta para ir al cuarto de lavado donde estaba la caja, Aristóteles lo tomó de la camiseta para ir justo detrás de él.

Llegaron al cuarto y Temo tomó una lámpara que estaba en una de las repisas y abrió la tapa de la caja de fusibles.

-¿qué ves?
-Mmmm, no sé, ¿cómo se sabe si el fusible ya no sirve?
-No tengo idea, sube esa cosa de ahí- dijo Aristóteles. Temo hizo caso pero no pasó nada
-Creo que nos quedaremos sin luz hasta mañana que sepamos bien qué hacer. Será mejor irnos a dormir, ya no hay nada que podamos hacer.

Ambos llegaron a la puerta de sus habitaciones. Temo esperaba que Aristóteles se soltara de su camiseta pero no lo hizo

-Aris...buenas noches, descansa
-Este...si...buenas noches - dijo soltando a Temo. Temo le dio un beso en la mejilla y entró a su habitación - ¡No espera! - Aris lo detuvo - ¿me puedo quedar contigo?
-Cla...Claro, Sí...- Temo no sabía por qué Aris no quería irse a su cuarto pero tampoco le diría que no.

Ambos entraron a la habitación y Aris se sentó en la orilla de la cama mientras se agarraba las manos como si algo lo pusiera nervioso.

-Aristóteles ¿que tienes?
-Nada...estoy bien
-No es cierto, estás nervioso, ¿qué tienes? Necesito saber para poder ayudarte
-Vas a pensar que soy un tonto
-Nunca he creído que seas un tonto, ya dime
-No te burles
-No lo haré, lo prometo
-Hace rato grite porque si me da miedo la oscuridad
-¿te hace recordar?...¿ese...lugar? - Aris asintió sin decir nada, una lágrima se escurrió por su mejilla
-¡¿cuándo acabará esto?! No importa cuantas sesiones de terapia tome, cuantas veces he superado la crisis, siempre, siempre recuerdo lo qué pasó. Y entiendo que nunca lo olvidaré, es parte de mi vida ahora pero...¿por qué me afecta tanto aún? Ya no quiero Tahi, ya no puedo.
-Mira, busquemos ayuda profesional de nuevo, habrá alguien que pueda ayudarnos y finalmente puedas superar lo qué pasó ¿te parece bien? - Aris asintió de nuevo sin decir nada - bien...entonces, métete a la cama e intenta dormir, nadie te hará daño, yo estoy aquí, recuerda eso siempre.
-¿me acompañas por algo a mi cuarto?
-Claro

En el cuarto de Aristóteles, Aris tomó el reloj que tenía en el buró.

-Listo
-¿para qué quieres el reloj?
-Vas a pensar que soy un niño, pero...lo necesito
-No pienso eso pero...¿para que lo quieres?

Aristóteles apretó uno de los botones del reloj y este se encendió.

-Es una luz de noche - dijo Aris apenado
-¿desde cuándo tienes eso?
-Desde que llegamos aquí
-¿por qué no me habías dicho nada?
-Tal vez por pena, si quieres la dejo si te resulta incómodo
-No no, para nada, lo que te haga sentir bien. Es más ¿no quieres que nos quedemos aquí? En tu cama donde te sientas más cómodo
-Estaría genial
-Entonces a dormir

Ambos se metieron a la cama y se taparon con las cobijas. Aristóteles puso el reloj en el buró. A Temo no le parecía molesto, en ese momento estaba más preocupado porque los miedos de Aristóteles aún no desaparecieran del todo

-Buenas noches Tahi, - dijo Aristóteles dándole la espalda a Temo
-Buenas noches - Temo lo abrazó por la cintura para que se sintiera protegido. Aris solo sonrió e intentó dormir.



Fin del capítulo 14.

Amor inocente 2, un nuevo comienzo | AristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora