•Jamilton•Siglo XVI
—Te daré menos de 5 minutos para que salgas de aquí—Habló el padre desde su silla sin apartar sus ojos de la biblia que leía, sin siquiera mirar podía hacerse una idea de a quién le pertenecía esa sucia y pesada aura que sintió desde que el individuo había pisado su iglesia.
—Lamento interrumpir tu santa lectura, padre—Respondió aquellas palabras con un muy obvio tono de burla en su voz sin el más mínimo respeto por la ocupación del menor.
—Di sin rodeos a qué has venido, porque claramente no creo que sea para confesarte—Respondió el castaño quitando sus lentes de lectura y cerrando el libro para poner su total atención en el demonio cruzando sus piernas.
—Oh, justo en mi inexistente corazón, Lord Hamilton, eso duele—Respondió el pelinegro con leves risas dedicando un rápido destello rojizo de sus ojos al hombre frente a él, el cual jamás admitiría que le gustaba cuando hacía eso—Soy un ser capaz de arrepentirme de mis actos y confesar mis pecados como cualquier otro.
El castaño se levantó de su silla y bajó las escaleras del montículo hasta quedar parado frente a frente con el demonio haciendole ver la diferencia de estatura. El mayor miraba incrédulo con una sonrisa a la espera del siguiente movimiento del otro, realmente desde que lo había conocido se dió cuenta que el menor podía ser una real caja de sorpresas, no sabía nunca que esperar de éste.
—Hacía mucho tiempo que no estabas por aquí, creí que por fin te habían exorcisado—Dijo volviendo a darse la vuelta dándole la espalda agitando su capa oscura debido al movimiento y luego caminando por la extensa iglesia con sus botas de cuero hasta las rodillas.
Indiferencia, pensó divertido el demonio al ver la actitud que ahora tomaba su caja de sorpresas.
—Tu me invocaste, el único humano capaz de desterrarme al infierno de nuevo eres tú—Respondió con tranquilidad sentándose en uno de los extensos bancos de la iglesia.
—¿Por qué no lo dijiste antes? Te hubiera desterrado hace mucho tiempo.
—Lo siento, creo que estaba demasiado concentrado en tus gemidos como para siquiera recordar decirtelo—Burlonamente el demonio rió, haciendo una clara referencia a sus encuentros anteriores, siendo acompañado por una pequeña risa del menor al cual le divertía y encantaba la situación, pues sabía cómo acabaria de todos modos.
El menor volvió hacia el demonio quedando frente a frente solo concentrado en la mirada del otro, hasta que finalmente las iris del mayor se tornaron de un color rojo carmesí mientras dedicaba una sonrisa perlada al menor, el cual correspondió con una pequeño estiramiento de sus labios. Se sentó en las piernas del mayor provocando una clara expresión de sorpresa en el mayor.
—Y bien, Sir Jefferson, ¿Podría ser tan amable de decirme los motivos de su visita a éstas horas de la madrugada?—Dijo haciendo caso omiso a la sorpresa del mayor y mirándole con expresión neutral alzando una de sus cejas.
El pelinegro puso una de sus manos en la cadera del más bajo ya que estaba sentado de lado sobre él.
—Pude haberme venido a confesar, o quién sabe, quizás quitarte el puesto de cura—Habló encogiéndose de hombros realmente dejar su atención recaer en los labios del menor, el cual había comenzado a reír por las palabras del demonio.
—Por favor, ¿Un demonio como cura? No me hagas reír.
—Sería mejor cura que tú.
—Si claro.
—No puede ser tan difícil, rezar y predicar a un Dios que actúa como un niño con una lupa entre sus manos condenando a pequeñas hormigas a morir,no sería tan diferente como "Rezarle" a Luzbel.
—Interesante, ahora lo llamas por su nombre celestial—Dijo el menor levantándose de golpe de las piernas del mayor dirigiéndose hacia el montículo de nuevo.
—Hey—El demonio le tomó de la muñeca y le regresó con fuerza a sus piernas—Eres un idiota celoso ¿Lo sabía?
—No soy celoso.
—Claro, y yo soy San Thomas—El mayor rodó los ojos, había olvidado lo posesivo y celoso que solía comportarse aquel humano.
Cuando menos lo esperó, tenía un objeto punzante amenazando con desgarrar su cuello, sin embargo el rió.
—Pensé que me conocías, Hamilton. Tus dagas humanas de hierro no pueden hacerme daño.
—Yo que tú miraría de nuevo.
Jefferson, aún con una sonrisa en su rostro miro hacia el objeto amenazante en su cuello y su rostro cambio por completo al reconocer más detalladamente las características del objeto.
—¿D-De dónde la sacaste?—Preguntó un poco más tenso aún viendo el objeto consternado lo cual hizo sonreír al menor victoriosamente.
—Sabes que soy un gran coleccionista, La Lanza del Destino no podía faltar en mi colección—Rió acomodándose en las piernas del mayor sin dejar de mover la afilada punta de los alrededores del cuello del mayor—Y pensar que con un pequeño rasguño te haría polvo, tentadora idea ¿No lo crees?
—Ya, Hamilton, no juegues con eso—Declaró el mayor con un serio tono de voz.
Pero Hamilton era Hamilton y claramente no estaba hecho para obedecer órdenes.
Jugueteó con el objeto en sus manos dando giros y rozándolo con la mejilla del mayor sin la presión suficiente como para cortarlo pero la tensión en el cuerpo de Thomas le confirmaba lo incómodo que estaba por tener semejante objeto sagrado en sus narices.
—Bien, ya me divertí viendo tu expresión de horror—Dijo el menor riendo apartando la daga y guardandola en su chaleco.
—Eres un idiota, debería de castigarte por lo que has hecho.
—Excelente, podrías practicar para volverte cura—Se burló el castaño.
—Tengo entendido que los castigos son mandarte a rezar tantos Ave María y tantos Padre Nuestro ¿Cierto?
El menor sin saber bien qué tramaba el demonio le respondió.
—Estás en lo correcto.
—Bien, te penitencio a orar tres Ave María y dos Padre nuestro por atentar contra mi vida.
El menor le miró incrédulo sin entender que esperaba ganar el demonio con aquello.
—¿Qué esperas, Hamilton. Debo repetirlo otra vez? Reza, de rodillas.
Y al entender su palabras y ver sus ahora brillantes ojos carmesí el cura gustosamente se hincó de rodillas ante el demonio.
Claramente sin intenciones de rezar sus penitencias.
— — — — — — — — — — — —
Este lo iba a subir después del anterior, pero como vivo en Venezuela :), saquenmedeaquijajaestonoesunmeme, se fue la desgraciada luz y no pude subir nada ya que los quería recompensar por no haber escrito desde hace mucho :(((
ESTÁS LEYENDO
Hamilton One-Shots «RANDOMS»
Short StoryUn montón de One-Shots inspirados en la obra de teatro en Brodway "Hamilton: An American Musical" Contienen Shipps más que todo(? Pásele si gusta. #5 en Hamliza #35 en Musical #11 en Jamilton #33 en Lams #73 en Hamilton #227 en Shipps