Tras eones de nuestra infancia pude ser más cercano a ella y me lo propuse desde el día que la conocí, Mercurio se volvió mi mejor amigo siempre estaba cerca de mi por lo tanto él era mi testigo más cercano, Mercurio era un niño de color gris al igual que tímido pero era muy curioso, a veces de cariño le decía Mercury, descubrí que a Luna le encanta jugar y hablando con sinceridad me gusta jugar con ella, verla mientras juega al igual que simplemente verla feliz, me es más fácil el divertirme cuando ella se divierte o cuando la veo hacerlo, un día mientras jugábamos le pregunte:
-¿Qué te gusta hacer más?
-Siendo sincera no lo se, pero se que me gusta jugar contigo eres muy divertido.
Me sonroje un poco, le dije tartamudeando -En... En... ¿En serio?
-Si lo creo, por cierto tu cara esta un poco de color roja- Me sonrió cariñosamente.
Mire abajo con pena y a penas pude decir -Lo... Lo sien... Siento.
-No te preocupes.
-Es que lo dijiste de manera inesperada.
-Lo sé, pero enserio te ves lindo con el rostro rojo.
Mientras seguía mirando hacía abajo justo cuando escuche la risa de Luna la cual se volvió contagiosa y comenzamos a reír juntos, fue una linda experiencia que jamás olvidaré pues su hermosa risa me inspira confianza e incluso esperanza de estar junto a ella por la eternidad.
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el Sol ama a la Luna, la Luna ama al Sol
RomanceUna relación vista como imposible pero llena de esperanza y de manera única como no lo han sido muchas