Recuerdos a media noche

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"He estado acordándome de cosas" soltó Alba sin poder conterlo más. Sus nervios le habían superado y ahora la frase se había quedado colgando en el espacio invisible entre su médico y ella. Pero antes que el médico pudiera abrir la boca siguió hablando.

"Quiero decir, no he recuperado mis recuerdos, es raro y complicado, supongo" dijo con un tono de incertidumbre.

"Bueno, explícamelo lo mejor que puedas"

"Empezó ya hace dos semanas. Tuve un sueño muy vivido. Había vuelto a la universidad y estaba en un piso, pero no recuerdo que hay tenido o hubiera estado en uno. Y Natalia estaba allí en ese sueño sin hacer nada en específico solo hablando. No pensé mucho en ello pero luego fui a casa la semana pasada, revise álbumes de fotos y encontré un montón de fotos de nosotras en el mismo piso de mi sueño. Éramos las dos intentando averiguar cómo apañárnoslas para vivir por aquel entonces, pero no puedo acordarme de nada más solo puedo soñarlo a veces. Todas las noches he tenido sueños de personas y cosas que no recuerdo pero que tienen sentido en lo que me han contado. Aun así, ninguno de esos sueños ha sido tan revelador como el que tuve este domingo. Éramos Natalia y yo, en nuestro piso de ahora con un niño pequeño. Al principio cuando me desperté pensaba que era mi sobrina, pero cuanto más pensaba en ello más sentía que algo no cuadraba"

El doctor no sabía que decir sobre la reciente revelación de Alba. Se sentaron y hablaron sobre una terapia del sueño que su médico quería probar con ella. Llevarla una noche al hospital y ver que partes de su cerebro eran las más activas durante su ciclo de sueño. De esta manera, podrían probar ejercicios conscientes que activaran esas partes de su cerebro para trabajar en la recuperación de su memoria. Era un tiro en la oscuridad pero era una tiro que valía la pena.

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Alba entró por la puerta principal de su piso ansiosa por ver lo que iba a pasar después de lo ocurrido la noche anterior. Sabía que todo paso por culpa del vino que se bebieron, pero sabía que en el fondo era algo que había querido hacer desde hace bastante tiempo. Todo lo que le estaba pasando últimamente se volvía una guerra en su interior. No quería seguir haciendo pasar a Natalia por todo el dolor que debía de sentir por su culpa o el dolor de que tal vez nunca recuperara su memoria, pero no podía negar que sentía algo por ella. Empezaba a volverse un desastre y no tenía ni idea de cómo solucionarlo.

"Así que soy la peor tía de la historia de todas las tías. Compré las entradas para al partido de baloncesto de esta semana e iba a sorprender a Marilia con ellas para su cumpleaños la semana que viene. Pero ahora mi calendario se ha trastocado y resulta que su cumpleaños es hoy así que ponte algo bonito porque tenemos que estar en su fiesta de cumpleaños en menos de cuatro horas". Natalia parecía enloquecer mientras iba hablando, entrando en la habitación.

"Nat, haberte olvidado de su cumpleaños no te hace ser la peor tía de la historia. Ni siquiera sabe que te has olvidado. Podemos comprarle algo de camino a la fiesta y nunca lo sabrá" Alba hizo todo lo posible por consolarla.

"¿Estamos bien?"

"¿Qué? Claro, estamos genial"

"¿Estás segura Alba? Porque se que nos pasamos de la ralla con el vino y a veces la gente se ve llevada por el momento"

"Estamos bien" dijo Alba acercando a Natalia hacia ella, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello. No sabía lo que estaba haciendo pero se obligaba a sí misma a dejar de pensar y solo sentir. "No te he bese por culpa del vino. Quiero decir, he querido hacerlo desde hace tiempo pero el vino solo me dio un poco de valentía para hacerlo" sonrió Alba mientras veía la expresión rota de Natalia desaparecer de su rostro poco a poco.

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