2. Entrenador Personal

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Cuando me apunte al gimnasio, específicamente a las clases de box, fue solo por que tenía que sacar mi frustración y rabia, mi matrimonio de 3 años había llegado a su fin.

Yo dejé todo de lado por ese hombre, le di mi mundo entero y 5 años de mi vida para hacerlo feliz, pero nunca fui suficiente, me tomo meses levantarme de la cama y poder ir al trabajo sin derramar alguna lágrima de decepción, la idea fue de Andrea, como pasé un mes rompiendo todo a mi alrededor, me sugirió que aprendiera a boxear y ¡Dios!, Es tan liberador sentir ese agotamiento después de dos horas, saber que llegaré a casa como una princesa drogada sin pensar en nada específicamente sin pensar en él.

El único problema es mi entrenador, Alex es caliente como un torbellino en el desierto, cabello hasta los hombros, en color chocolate, siempre lo lleva amarrado y eso lo hace ver aun más sexy, tiene rostro de muñeco, unos increíbles ojos miel que me hacen babear y ¡Santa mierda!, Que cuerpo..

No puedo dejar de fantasear con ese hombre, sobre todo por que me prometí que jamás me dejaría llevar por mi vagina otra vez, pero aquí estoy, viendo como cada uno de sus músculos ondula mientras golpea el saco, la forma en como toma su camiseta y se limpia el sudor de la frente mientras me deja caliente y necesitada al ver la vista de sus abdominales y su increíble y marcada V.

Me concentro en mi bolsa, golpeó una y otra vez como si fuera el rostro de ese idiota, tanta furia que jamás sale del todo de mi sistema, ¡Tengo 28 años!, tengo que dejar de ser tan idiota, se terminó y punto.

Siento su cuerpo caliente en mi espalda, pego un pequeño brinco mientras él toma mi brazo.

—Debes tener el brazo firme, así no te lastimarás.

Dulce cielo y infierno, esa maldita voz cargada de testosterona me esta matando...

Su cuerpo está pegado al mío, mi cuerpo no quiere entender que ese hombre no es para mi, arqueo mi espalda sin pensar en ello, escucho como su respiración se corta, intento controlar el ritmo errático de mi pulso, mi piel esta sudada y el calor que emanamos los dos es febril.

—Gracias. –le digo en un susurro—.

Se aleja y no soy capaz de mirarlo, por que hice una idiotez de las más grandes, parezco una maldita mujer necesitada.

—Idiota, ¡Soy una idiota!.

Sigo golpeando la bolsa una y otra vez, necesito liberar todo, pero ya hasta me parece gracioso.

¿Cuando fue la última vez que toque a un hombre?, ¿Cuando fue la última vez que me volví loca por un hombre?.

La verdad ya ni lo recuerdo...Y eso es triste y patético.

Ya son mas de las 9 pm, ese baño de agua fría me tomo mas de la cuenta, estoy ardiendo por dentro, necesito dejar de pensar en mi sexy entrenador.

Salgo al estacionamiento subterráneo, suspiro una vez mas con frustración, hace un calor infernal, que ni con el ligero vestido de verano se disipa.

Abro la puerta de mi auto cuando unas manos me giran por las caderas y me estampan contra el auto, suelto un jadeo de sorpresa, bellos y fríos ojos miel me miran con diversión, ¡Mierda!.

—Alex...

—Hola muñeca.

¡Oh santa mierda pecadora!

Sus labios atrapan los míos en el beso mas caliente que he recibido en años, siento como abre la puerta trasera y me ayuda a entrar mientras sus ojos escanean todo a su alrededor.

One Hot (Relatos Eróticos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora