One Hot (Relatos Eróticos)

4. Infiel

—Cristian—

Llegue hace dos semanas a la casa de mi hermano, mi antigua ciudad no es una opción en mi estado, Susan mi ex novia, me engaño a días de mi boda, tuve que tomar todas mis cosas y salir de ese lugar, Isaac mi hermano mayor me acepto con los brazos abiertos y una mirada de tristeza.

Debería sentirme como la mierda, estar ahogado en alcohol, pero no siento nada.

El problema no es mi ex, tampoco vivir con mi hermano, el problema es Isabel.

Ella es la novia de Isaac hace 3 años, la he visto un par de veces en ese tiempo y siempre causa lo mismo en mi, deseo.

Si no fuera tan simpática y hermosa todo sería más fácil, por que esa mujer me tiene completamente hechizado.

Isaac es un cabrón con suerte, lo quiero, pero es un idiota, en estas dos semanas lo he visto trabajar sin parar, puedo ver la frustración de ella, he escuchado sus quejas cuando él llega tarde, Isabel ha estado de un humor de mierda, pero cada vez que me ve, veo sus ojos verdes dilatarse y su respiración se acelera, darme cuenta que causo eso en ella no me ayuda en nada con mi lujuria.

Ellos están discutiendo otra vez, puedo escuchar su voz cantarina molesta y las súplicas de Isaac.

—¿A que hora vuelves?.

—Isa, llegaré en la tarde, lo siento cariño, prometo que te compensaré.

—¿Cuando Isaac?!

—Pronto, sabes que estoy trabajando para que tomemos vacaciones juntos...

Él la abraza por la cintura y ella lo besa de forma caliente que me trastorna, su cuerpo suplica por el toque de él y mi hermano es tan idiota que se aparta un poco y ella protesta.

—Debo irme amor, nos vemos en la noche.

—¿Lo prometes?. –pregunta esperanzada—.

—Lo prometo.

Él se va y la veo empuñar sus manos, esta furiosa con razón, si yo fuera él no la dejaría salir de la maldita cama.

Entro a la sala y la veo respirar con dificultad, en cuanto siente mi presencia limpia sus lágrimas.

—Buenos días Isabel.

Se gira lentamente y me sonríe, lleva un maldito vestido que me prende enseguida, no puedo evitar comérmela con lo ojos, siempre ha sido así, cuando llego a sus ojos ella me esta mirando con la boca entreabierta, su pecho sube y baja y he tenido que reprimir mis ganas de azotarla contra la pared y hacerla jadear mi nombre.

Me giro hacia la cocina y preparo café, no suelo hablar mucho con ella, he tratado de mantener mis distancias por que creo que es lo mejor, Isabel siempre me trastorna y eso no está bien.

—Lo siento. –dice ella—.

La miro con el ceño fruncido y le doy a entender que no entiendo de qué habla.

—Por escuchar discusiones, intento controlar mi carácter pero es difícil.

Está mirándome avergonzada, se ve hermosa, la piel de su cuello debe ser suave y seguramente su aroma debe ser exquisito.

Otra vez la estoy desnudando con la mirada, su mano aprieta su vestido y me fijo en sus ojos, deseo...

—No te disculpes por eso, Isaac es un idiota, si fueras mía no te dejaría levantarte preciosa.