Prólogo.

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William.

-William... ¿te gustaría salir conmigo?

La chica que está parada frente a mí extiende un papel azul doblado por la mitad, para evitar que se abra lo ha sellado con una calcomanía en forma de corazón. Mínimo le gano por 20 centímetros de altura, cosa que no sería muy extraña teniendo en cuanta que mi estatura es más alta que la del promedio. Con mi 1.87 m de altura me han ofrecido participar en distintos quipos deportivos, pero, para la desgracia de los demás, llevo practicando el voleibol desde que soy un niño, razón a la cual agradezco mi altura. También me han ofrecido empleo como modelo, pero para un deportista no es exactamente lo más interesante que se pueda hacer.

La chica me mira con sus grandes ojos marrones esperando una respuesta. La miro con detenimiento. Su cabello castaño con destellos dorados cae sobre sus delgados hombros llegando hasta su pequeña cintura. No es fea, sin embargo, no coincide con el tipo de chica con el que yo saldría.

-Lo siento, pero no estoy interesado.

Una respuesta directa, sin dar oportunidad a malentendidos. Así son la mayoría de mis respuestas, no tengo interés en perder tiempo con una niña que cree que por el simple hecho de declararse logrará que una persona salga con ella. Odio a ese tipo de chicas. Son personas en las que no vale la pena gastar saliva.

La chica no parece sorprendida ni herida. Su única reacción ante mi respuesta es una simple sonrisa ladina mostrando sus perfectos dientes de perla. Su mirada... no puedo descifrarla, sus ojos no muestran tristeza ni enojo, nada, el marrón brillante de sus ojos desaparece volviéndolos casi negros, pero aún así, no creo que se deba a algún sentimiento negativo.

De sus carnosos labios no sale más que un simple quejido... sarcástico. No negaré que la reacción de la chica me pareció extraña, sin embargo, lo más raro es cuando de la nada gira sobre sus talones y sale del lugar, sin mirar atrás. Que molestia.

Tomo mi bolsa de deporte y decido partir. De todas formas, no tenía mucho tiempo, así que es mejor que me apresure. El gimnasio está dentro de la universidad. Lo malo de esto es que queda al otro lado de la facultad de Negocios donde estudio, por lo que vuelve el camino algo cansado. Comienzo a trotar, para calentar un poco antes de llegar al gimnasio. Dejo que la energía de Axl Rose llene el ambiente con Paradise City.

Durante el trayecto no puedo sacar de mi mente a aquella chica de brillantes ojos café y sonrisa burlona.

Fearless: Al otro lado de la redDonde viven las historias. Descúbrelo ahora