SEGUNDA SESIÓN
No conocía el estar asustado, no como hoy. Si esto es el miedo no se lo deseo a nadie. Fijé mi vista en los rincones ¿Acaso era posible que me estuviera rondando? Quizás es la sugestión, pero siento presión frente a las puertas de mis pensamientos. Tomé un vaso lleno con agua, mis manos temblaban; estaba paranoico, pero sé que no estoy solo en mi habitación.
Lo que empezó como un símbolo de entretenimiento se ha convertido en obsesión. Sin embargo el miedo no me impide abandonar. De hecho, quiero saber más. Que locura, una atrocidad, estar conversando con una energía o presencia, de hecho no lo puedo describir, no sé qué es, no hay demasiada explicación. Este misterio lo hace envolvente, adulador. Soy masoquista.
Me narra historias resplandecientes, pensamientos oscuros, enemigos ocultos… disfraza las palabras en un sentido excepcional, casi incomprensible. Difícil imaginarse cómo había sido en vida, no me habla aún de ello. Se la nota, en parte, odiosa y resentida. Evidentemente es una energía macabra. Demonio que se halla alerta esperando atacar, dulce criatura de algún tiempo maligno que fue corrompida y logró la existencia en lo prohibido. Hermosa quizás, poéticamente macabra y colmada de elegancia. Suspiro de sensaciones terribles; relojes que se detienen, iglesias que cayeron bajo la palabra de los sacerdotes corruptos… un desfile extremista de lo inexplorado. Así son los mensajes que me transmite. ¿Acaso había sido una doncella o una arpía?
Un frío impulsivo se clava en mi cuerpo como alfileres, tras la caída de la luna ella considera la mañana mucho peor y la abrigan los duendes más peligrosos. Llamarada ardiente de calderas donde inhuman a los sucios. “Bicho… bicho putrefacto”; maldice ahora constantemente.
Es difícil seguirla, sus frases parecen no tener sentido; pero posiblemente es su idioma. Le pregunto cómo es su lugar.
— Bosque sin árboles, nocturno. Las nubes rojizas corren ligeramente en el cielo. Debajo de la tierra hay castillos enterrados, se dice que el Espanto con su dedo los hundió. El aire es helado y proviene de los grandes monumentos, el olor emana desde las flores de los mausoleos. Odio a los hombres que visten de blanco y flotan, siempre caminan con los brazos de manera horizontal, como queriendo atraparme. ¿Por qué no cierran su boca? Siempre la tienen abierta, les gusta comerse a los niños que nacen discapacitados, yo los he visto. Estoy sentada sobre un círculo rojo alrededor de la hierba azulada, aquí puedo hablar contigo… mientras Ellos no me vean.
Sentí un portazo que provino del baño. Me inundé de terror, consideraba el baño el lugar más seguro de mi casa, ya no lo es. Debió haber sido el viento me dije.
— Están por todas partes. Vagan, pero no en vano. Sus ojos son muy grandes y pueden ver a largas distancias. He visto sus ataúdes que flotan y viajan en diferentes direcciones. Brillo helado que se aferra a mis noches, resurrección de una mezcla horrible del odio y el deseo intenso de lo irreal. Canto melódico de voces fúnebres; cuentan que una vez la Lágrima ahogó a la Sonrisa. La cubrieron en un manto de cristal negro y bajo la nieve, Ellos, la trasladaron a la montaña más alta. Allí quedó la Sonrisa… enterrada en el pozo de las víboras, por ello aquí nadie ríe.
Fue lo último que me dijo.
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Proyecto Elizabeth
ParanormalUn vistazo a diferentes segmentos de Proyecto Elizabeth.