cap 3

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Otra vez el mismo lugar. No había color alguno, solo blanco y negro, como si de una película antigua de terror se tratase.

La angustia se sentía en el aire. Se encontraba caminando hacia una carpa de feria, la misma de la anterior vez. No quería ir, pero estaba como imnotizada. Podría creer incluso que, no tenía control alguno sobre su cuerpo.

Mientras caminaba, aprovechó para ver a su al rededor. Antes no había prestado atención a todos esos peluches y muñecos destrozados, pero con ojos para verla. Se sentía observada por aquellos ojos, y temía que en algún momento, alguien viniese y la atacara.

Se encontró a si misma dentro de aquel circo, en donde todo estaba oscuro a excepción de un luz que surgió del centro de la carpa. Estaba cantando la misma melodía que en el anterior sueño, pero esta vez en inglés.

Half a pound of tuppenny rice
Half a pound of treacle
That's the way the money goes
Pop goes the weasel.

Cantaba y cantaba sin parar.

Luego, un humo con confeti apareció de repente, obligándola a taparse el rostro.

Al momento de abrirlos, se encontró con una escena más que aterradora. De pronto estaba rodeada por cientos de figuras. Eran niños, todos con alguna parte del cuerpo faltante, ya sean los ojos, los brazos o las piernas, todos estaban desfigurados.

Se acercaron a ella y fue cuando escuchó una risa malévola.

Entonces sus piernas comprendieron que debía moverse para poder escapar de ahí.

Corrió y corrió sin descanso hasta que tropezó con algo.

Cayó de espaldas en el duro y frío suelo.

Cuando intentó levantarse sintió un fuerte dolor en el vientre y cuando alzó la mirada, vio que estaba abierto, sangrando y con dulces dentro de este.

Entonces despertó de aquella terrible pesadilla.

Se frotó los ojos en cuanto vio la luz de la noche que salía de la ventana. Su pulso estaba acelerado, y sentía su cuerpo empapado de sudor.

Esto tenía que acabar ahora.

Pensó que si tomaba aquella maldita caja y la habría de una vez por todas, no habría nada adentro, se reiría de lo tonta que había sido por creer que algo saldría de ahí, se calmaría e iría a su cama a dormir tranquilamente.

Pero antes, fue a buscar un bocadillo.

"-Si este es mi último día, por lo menos comeré algo-" dijo en su mente antes de bajar a la cocina.

Todos los ingredientes estaban en la mesa para preparar su  extraño, pero delisioso sándwich de queso, jamón, tomate y mayonesa.

Pero en el momento de tomar el cuchillo para cortar el queso, una sensación de miedo recorrió su columna.

Negó con la cabeza y se rió de sí misma.

Una pequeña parte de su subconciente sabía, que este era el final.

Luego de acabar su sandwich subió a su habitación, no completamente convencida de lo que estaba apunto de hacer.

Sintió miedo, una mala sensación oprimida en su pecho que le pedía a gritos que por nada del mundo abriese la caja.

Si tan solo les hubiese hecho caso a sus instintos...

Melanie entró a su cuarto, repitiéndose mentalmente a sí misma que el temerle a esa pequeña caja era una tontería.

La angustia recorrió su cuerpo al posar la mano en la manivela de la caja y un escalofrío recorrió sus venas. Tragó saliva e inhaló profundo. Empezó a girar lentamente y escuchó como empezaba a sonar la misma melodía que en su sueño. Fue ahí cuando el miedo se apoderó de ella y tiró la caja en algún lugar de la habitación. Y para su sorpresa, esta caja no se rompió.

-¿C-Cómo es posible? Es una caja de madera, debió haberse roto- empezó a morderse las uñas y mirar de reojo a la pequeña caja. -Jajajajaja... debo estar exagerando, no creo que la tiré tan fuerte.-  trató de calmarse a si misma. -Bueno, parece que eso a sido todo. Tal parece que ese tal Jack no es real después de todo. -soltó una carcajada y suspiró de alivo.

Sin embargo, en cuanto se volteó, escuchó como si algo hubiese estallado detrás de ella y un montón de confeti le cayó en cima.

-¿Quién dijo... que no soy real?-

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