Prólogo

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Chara abrió muy lentamente la puerta principal de su hogar. Está rechinaba muy agudamente a cada leve movimiento que el chico provocaba.

Frisk por su parte sentía su corazón latir desbocado mientras trataba de pisar la madera del suelo suavemente para que no crugiera a cada paso que daba.

Estaba tan ansiosa que había comenzado a sudar levemente mientras observaba el intento de Chara por abrir la puerta de forma sigilosa.

Aunque con el roncar de su familia dudaba que alguien los escuchara, sin embargo estaban tan nerviosos y paranoicos los dos que hasta contenían el aire con tal de hacer silencio y no ser descubiertos.

Eran al rededor de las 4:15 de la madrugada y si no se apuraban iban a perder el autobús que los llevaría a su nueva aventura.

Apretó con fuerza la manija de su maleta cuando Chara por fin abrió por completo la puerta.

Una ventisca fría fue lo primero que la recibió apenas ambos salieron de su hogar... O debería decir su antiguo hogar.

El chico cerro la puerta y dejo las llaves debajo de la alfombra. Hacía donde se dirigían ya no las necesitarían más.

Juntos, caminaron por las calles oscuras, llevando su pesado equipaje que habían preparado hace semanas y asegurándose de tener todo lo esencial para el viaje.

A las 4:30 habían llegado a su destino. Estaban abrigados de pies a cabeza ya que el invierno se acercaba y el frío en la mañana se sentía mucho más.

Chara se encargó de entregar los boletos mientras Frisk subía al autobús y buscaba un lugar para ambos y guardaba todas aquellas bolsas y maletas que llevaban encima 

Se relajó al notar pocos pasajeros y el cálido ambiente que el transporte albergaba al tener la calefacción prendida.

Chara y Frisk se sacaron sus gorros y bufandas y se sentaron, permitiendose disfrutar del confort de los mullidos asientos y preparándose para el largo camino que les esperaba.

Aún tenían a flor de piel los nervios y la ansiedad. El corazón de ambos latía eufórico y casi sincronizadamente aunque esto último no lo supieran.

Cuando el autobús emprendió marcha hacia Zidan, a 500 kilómetros del que era su hogar ambos apretaron con fuerza la mano del otro.

Habían cometido un error, uno muy grande. Quizás el suficiente para que condenaran socialmente a su familia al creer que los habían educado mal o quizás que no tenían control sobre ellos pero era todo lo contrario.

Aquello que llamaban error... ¿Era realmente uno? ¿O era... una bendición?

Sus padres eran los mejores padres de todos pero sabían que las personas serían crueles y no los escucharian, opinarán sin saber y jugarían sin conocer. Por eso la mejor opción a la que llegaron fue escapar. Escapar de sus problemas, de sus vidas, de todo lo que conocían.

Escapar de su realidad

Escapando de la realidad [Charisk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora