Capítulo 8

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Al dia siguiente, a Neal lo devoraba la incertidumbre, no tenía noticias del estado en que se encontraba Candy, él se enteró por Albert la razón por la cual, la rubia había cancelado la boda, la traición e infidelidad de Terry, hecho que lo hizo enfurecer y odiar más a Grandchester, así que muy decidido se dirigió a la mansión Andrew a cerciorarse por sí mismo. Y se encontró con que Candy había enfermado.

Cuando llegó, Candy estaba con Albert en el salón principal, él trataba de convencerla de que regresara a su habitación, realmente estaba en muy mal estado, tenía fiebre muy alta y la respiración agitada.-

-Por favor Albert, llévame al hogar de Pony, te lo ruego,- se sostenía de él que la tenía abrazada, sentía que se desvanecía.

-Candy, pero estás muy enferma, ya casi es de noche- le suplicaba Albert,- estás tomando el tratamiento que te recetó el doctor, ordenó reposo absoluto, no puedes salir así, estás ardiendo en fiebre.

-Será mejor que me lleves, por lo menos, si muero, será en el hogar donde viví desde pequeña y cerca de mis madres.-

-¡No te atrevas a decir eso!,- Neal intervino al ver lo grave de la situación.

-Quiero irme, o me llevas o te juro que saldré a buscar un auto.-

-Por supuesto que no Candy, como se te ocurre semejante barbaridad, si insistes, yo te llevaré, pero ya no te angusties así querida.-

-Yo voy con ustedes.- se apresuró a decir Neal.

Candy se sentía tan mal y Albert estaba tan apurado que no les importó que los acompañara.

Se enteraron que Annie también se había resfriado y estaba tumbada en su cama, Patty tuvo que regresar a la Florida a cuidar de su abuela, así que Candy por ese lado, ya habiendo pasado un día de los eventos, no tenía que contestar preguntas que todavía no estaba en condiciones de responder.

Así que los tres llegaron al hogar de Pony, la Señorita Pony y la hermana María corrieron a abrir la puerta en cuanto escucharon el auto, vieron como Albert sacaba a Candy en brazos casi inconsciente, las dos mujeres se quedaron sin aliento.

¡Candy querida!...grito la señorita Pony al ver el estado de la chica.-¡Pero que le pasó a mi niña por Dios!.-

-Señorita, ella cayó enferma y me suplicó que la trajera aquí, no pude convencerla de que se quedara en la mansíon.- Albert mostraba su preocupación por ella.-

-¡Pero por supuesto que se puede quedar aquí, esta es su casa!, - Por favor, tráigala a esta habitación.- decía la srita. Pony, indicándole de prisa el camino a Albert.

Ese bastardo de Grandchester!, todo esto es su culpa, de no haberla traicionado, no estaría pasando por todo esto, aunque eso significara perderla para siempre.-

Albert la depositó en la cama, y la señorita Pony la arropaba y le tocaba la frente con cariño,- Ella casi nunca se enferma,- le decía a Albert con angustia en su voz.

Los niños se acercaron a la habitación con curiosidad, querían a Candy, todos estaban en silencio, Neal entonces se dio cuenta que eran demasiados y que esas dos mujeres solas no podrían manejarlo, con Candy ahí para cuidarla, se les vendría el mundo encima.

-No, ellas no pueden atender solas toda esta carga de trabajo, yo me quedaré a cuidar a Candy.- pensó muy decidido, tomándolo como una oportunidad para estar cerca de ella...Resuelto.

-Albert,- le dijo en cuanto se quedaron solos,- me quedaré aquí a cuidar de Candy, estoy decidido.-

-Cómo es eso Neal, ¿acaso tu sabes cómo cuidar enfermos?, le preguntaba muy sorprendido. -La enfermera que contraté, la enviaré acá de inmediato.

Sumergida en el amorWhere stories live. Discover now