Capítulo 2

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Neal vió como Terry se inclinó a sus labios para besarla, él no podía perder un minuto más mirando esa escena que lo hizo enfurecer.

-¡Oh Dios mío...ese vestido! Pero ¿Cómo se atreve?...pensó Neal.

-Me pregunto qué es lo que estás haciendo aquí, ¡maldito bastardo!, dijo el moreno acercándose para gritarle en la cara a Terry.

-¡Neal!...Candy se sorprendió al verlo.

-Si Candy, ¡soy yo!- dijo mirándola a ella también, desafiante.

El joven actor se puso a la defensiva, solo cerraba los puños dispuesto a saltar en cualquier momento.

-Pues como puedes ver, ahora estamos juntos-, dijo Terry - y eso no es todo, nos casaremos muy pronto, estamos aquí para pedir su mano a el patriarca de la familia...supongo que esta noticia los hará muy felices tanto a Eliza como a ti, ¿no es verdad, Neal?. Le dijo mientras una sonrisa burlona aparecía en su rostro.

-Bueno, bueno,- le respondío Neal, igualmente con una sonrisa de medio lado.

-¿Tú crees que cuando ustedes se separaron, ella se comportó como una buena chica?-. Le dijo el moreno.

-¿Pero que es lo que dices?, ¡hijo de puta!, ¡te voy a romper la cara!- le gritó Terry ya fuera de sí.

-Lo repito, tu preciosa Candy estaba conmigo, la pedí en matrimonio, así que nos íbamos a casar, podrás imaginarte...-

-¿Qué...?- Grito ella, sorprendida por sus palabras- ¡Pero eso es mentira, ese compromiso se canceló, jamás me hubiera casado contigo, primero muerta!- dijo por fin la rubia.

-¡Claro querida!, solo dile a tu noviecito quien te compró ese vestido!- le contestó ya más alterado.

Terry no pudo aguantar más y se fué sobre el moreno, dándole un fuerte golpe en la cara,, el chico solo se tambaleó, alcanzó a recargarse en una mesa, se tocó los labios y vió sus dedos llenos de sangre, el labio le sangraba profusamente.

Levantó la vista , odio era los que sus ojos destilaban.

-¡Incluso puedes matarme, yo no tengo miedo!,- dijo enfrentándose a Terry.

-¿Pero tú insistes en esa mentira?,- dijo Candy que estaba a punto de abalanzarse a él para cachetearlo, pero Terry la alcanzó a sostener de un brazo.

-Candy, déjalo, no vale la pena, por supuesto yo no creo ni una sola de sus palabras, sé que todo es una vil mentira.-

Al escuchar los gritos, Albert que ya iba bajando las escaleras, apresuró el paso.

-¡Pero qué es lo que pasa aquí¡.- preguntó dirigiéndose a Neal, al verlo con la boca ensangrentada.

-¡Solo pregúntales a ellos!, - le contestó y de inmediato se dirigió a la salida, hecho una furia.

Su corazón latía como loco, corrió hasta llegar a su auto, se sentó y comenzó a golpear el volante,

-¡Los odio, los odio a los dos!...pero ya me las pagarán-, gritaba recargado en el volante, sintiendo que la sangre, en menor medida, seguía escurriendo de su labio, abrió la guantera y sacó un pañuelo blanco, con el cual empezó a limpiarse y se dio cuenta del nombre que estaba grabado..."Candice White"... no puede ser, pero todo esto que paso es ¡por ella!.

Tiró el pañuelo a un lado...

-Quiero odiarla, como antes la odié, pero no puedo, porque... la amo, no, no he dejado de amarla,- se tomó la cabeza con ambas manos presa de la desesperación. Su alma y su corazón gritaban de impotencia, incluso estuvo bien que Grandchester lo golpeara, de ese modo, podía sentir una liberación, lo que tanto tiempo tuvo guardado, salió con el dolor que ahora sentía, quería desahogarse. Había tratado de olvidarlo, pero ahora se da cuenta que ese amor lo tiene metido en el fondo de su alma.

Sumergida en el amorWhere stories live. Discover now