Día tres; Fresas /Frutillas
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Iluminado por el atardecer, que se lograba filtrar por la ventana, el escritorio lucia varios regalos.
Varios sobres y cartas con papeles en diferentes tonos rosáceos, chocolates caseros y comprados envueltos en pequeñas bolsas de celofán e incluso una que otra cajita envuelta minuciosamente con papel negro y listones rojos -no había que ser un genio para saber que se trataba de chocolates también- eran coloreados suavemente por el matiz rojo del atardecer.
Una vista digna de una novela romántica.
En ella, el muchacho podía sonrojarse, sonreiría a la habitación vacía y con sentimientos revoloteando en su estomago como mariposas alzando el vuelo tomaría con cuidado los presentes para guardarlos y disfrutarlos para más tarde.
O, en cambio, podía actuar como el chico malo. Dejando pasar la situación, ignorándola y puede que sea posible hasta tirarlos. Porque las muchachitas perdían el tiempo, debido a que su precioso amor ya tenía pareja.
Bakugō sintió un fuego irradiar por su pecho al ver que Kirishima sería la primera opción, y con ella, extrañamente, estaba agradecido. Pues su corazón era demasiado grande como para lastimar a unas muchachitas enamoradas.
Mientras le encontraba un espacio a los regalos en el caos que era su mochila Kirishima soltó una pequeña risa, apenas una exhalación que duró lo suficiente para ser relacionada con una y, como justamente había pensado Bakugō minutos antes, sus mejillas estaban pintadas de un color rojo. Leve, pero estaban rojas. Eso ya era algo.
Seguramente Denki, e incluso también lo esperaba de Sero, estallarían en carcajadas y festejarían que mientras tenían la clase de deportes y se aseaban en las duchas su pupitre se había llenado de color rosa, golosinas y hartos corazones de todos los tamaños.
Porque ni siquiera el mismo Eijirō se esperaba que tuviera tantas enamoradas repartidas por ahí.
- ¿De qué coño te ríes?
Escupió Katsuki, esquivando la mirada de su pareja. El fingir que no estaba interesado, o mejor dicho celoso, era su único objetivo al mirar por los cristales de las ventanas que rodeaban el aula.
- ¿Sabes? No pensé que fuera tan popular.
-Solo agarra tus cartitas y vámonos de una puta vez -crispó, pasando sus dedos por su cabello rubio cenizo, que apenas se estaba secando de la reciente ducha que se había dado.
- ¿Celos?
- ¿Celos de qué idiota?
Se lanzó su mochila al hombro y tomo una bolsita de regalo color rosa, donde también empujó minuciosamente más regalos. Bakugō puso los ojos en blanco, comenzando a fastidiarse de la estúpida cara de felicidad que mantenía el pelirrojo frente a él.
Odiaba la cultura que rodeaba San Valentín, no solo por ser una fecha que se corrompió por el consumismo; debías de ser muy estúpido para creer que el amor estaba ligado a cosas materiales. Si no, también, porque ¿Crees que es normal emocionarte tanto cuando ya tienes un jodido novio? Estoy frente a ti, pedazo de idiota.
Kirishima le dedicó una de esas bellas y exquisitas risas propias de él.
Sus cabellos coloreados de un rojo falso estaban sujetados por una liga en una pequeña coleta baja, con algunos mechones rebeldes saliéndose de ella, bailando así libremente. Tenía una de esas sudaderas con el logo de la escuela detrás, gastada por el tiempo y que de solo ver a Bakugō le daba calor.
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Explosión de fresa [Kiribaku Week]
FanfictionSerie de one shots dedicados a la hermosa pareja, y al fandom, de Kirishima y Bakugō.