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— ¿Hay algo de malo?— pregunta recostándose en el sofá. Vaya, no esperaba esa afirmación— Ya te he dicho que quiero conocerte y para conocerte bien, tengo que conocerte a fondo.

Me acerco a él peligrosamente...

— Interesante— murmuro demasiado cerca de él. Cuando digo demasiado cerca, me refiero a que puedo sentir su respiración en mi boca— así que quieres conocerme a fondo— rozo nuestros labios y le veo asentí lentamente— ¿estás seguro, Brown?

— Completamente seguro, Ross— responde y agarra mis caderas.

Me acerco a su oído y le susurro— pues no deberías.

Después de eso me separo de él y me voy a mi cama. Me pongo a recoger mis cosas y de repente siento como sus manos vuelven a mi cintura.

— No me puedes dejar así— dice con una voz ronca y al mismo tiempo bastante sexy, me giro para mirarlo cara a cara.

—¿Así? ¿Cómo es "así"?— pregunto mirándole a los ojos que ahora tiene las pupilas un poco dilatadas. Él me pega más contra su cuerpo y es ahí cuando lo comprendo, su "amiguito" esta despierto—oh— es lo único que logro decir—deberías darte una ducha de agua fría Brown, no querrás salir a la calle así.

— Lo de la ducha suena tentador, pero solo si vienes conmigo— dice acercándome más a él, si es que eso es posible, porque más pegados imposible.

— Lo siento Brown, pero búscate a otra con la que ducharte— le digo.

Él acerca su rostro al mío poco a poco y cuando está apunto de besarme, la puerta de la habitación se abre y aparece Marie por ella.

— Hija ya llega...—no termina de decir la frase por que nos ve— huy interrumpí— dice y empieza a retroceder hacia la puerta lentamente mientras nosotros la miramos— ¡USEN PROTECCIÓN!— grita antes de salir de la habitación cerrándola a su paso.

Jake y yo nos miramos un momento y al instante nos ponemos a reír como locos. Nos separamos y le acompaño hasta la puerta principal para despedirme de él.

Cuando Jake se fue yo me dirigí a la cocina donde estaban Walter y Marie. Debo fingir, sigo sin fiarme de ellos. Les doy un beso en la mejilla a cada uno. Después de eso me sirvo un vaso con agua fría, tengo sed.

—Cuéntame hija—llama mi atención Marie, justo cuando empiezo a beber agua— ¿lo has echo ya con ese chico?— Walter termina mojado, ¿sabéis por que? Acabo de escupí todo el agua que tenía en la boca en su cara sin darme cuenta.

—¡Demonios! ¡Eso no se pregunta!— exclamo muy sorprendida, no me esperaba esa pregunta— para tu información, no, con él no, nunca, es malo, es caca.

— ¿Entonces eres virgen?— pregunta Walter.

— ¡¿Que?! ¿¡tú también!?— él se encoge de hombros—¿¡Porqué tenéis tanta curiosidad sobre mi vida sexual, joder!?

—Porque eres nuestra hija y te queremos cuidar, ahora... ¡responde!— exclama curiosa ella.

— No, no soy virgen— respondo bufando. ¿que? ¿Pensaban que lo era? ¡por el amor de la nutella! ¡que no soy una mojigata!

— Bien, al menos no es una monja— dice Walter y yo me lo quedo mirando con una ceja alzada.

— Wow, gracias, como perder la virginidad no es nada del otro mundo— respondo sarcástica.

— Hija nosotros no vamos a ser estrictos, tienes 19 años para 20, ya estás grande, nosotros no seremos de esos padres que no dejan que su hija tenga relaciones sexu...— le interrumpo.

El Bad Boy y... ¿La nerd? (EBBYLN#1) {EN EDICIÓN}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora