Uno

322 17 12
                                    

Unas cuantas ciudades más seguían con su misma rutina, la única diferencia es que ahora tenían ese sentimiento de temor al escuchar por la radio la cantidad de personas que ya han matado, y viven con él miedo de ser los siguientes.

Los asesinos no tienen piedad, de nadie, su único motivo es ver el sufrimiento de las personas, ver la sangre y escuchar sus ruegos cuando están agonizando.

Pero ese día había amanecido tranquilo, no se había escuchado ninguna explosión, ningunos gritos. Por primera vez en mucho tiempo, logró disfrutar de un amanecer silencioso. Él sol comenzaba a salir detrás de aquella montaña, el aire era ligeramente frío y las hojas de los árboles rozaban entre sí mandando una suave e inexistente melodía. Cerró sus ojos e inhaló el suave aroma que desprendía la naturaleza. Después de mucho tiempo se dio el lujo de relajarse y dejar que su mente descansara después de todos aquellos años de ajetreo.

Pasaron unos cuantos minutos cuando al fin decidió que era momento de seguir. Después de tres días de estar lejos de la capital, él volvería. Tenía asuntos pendientes con su amiga, Bulma. Y por supuesto con Trunks.

Detuvo su vuelo hasta estar frente a la Corporación Cápsula, o lo que quedaba de ella. Caminó un rato por los escombros de la casa hasta llegar a unas escaleras que daban al sótano. Tocó la única puerta de metal que aún seguía intacta. Tardó un poco antes de que la abrieran.

—¡Gohan! —gritó. Se lanzó hacia él, sin darle tiempo de hablar, lo abrazó fuerte—, eres un insensato. Me tenías preocupada.

—Tranquila, Bulma. Estoy bien —respondió.

—Al menos pudiste haber venido a dormir —le reprochó cuando se separó de él—, pero supongo que no me harás caso, como siempre. Como sea, entra, Trunks esta en el laboratorio.

Ambos entraron al enorme sótano, dirigiéndose hasta la habitación que Bulma había asignado a su "pequeño" laboratorio.

—¿Qué has estado haciendo estos tres días?

Se extrañó un poco por aquella pregunta, su amiga no lo miraba a los ojos.

—Estuve...entrenando en la montaña -se mordió la lengua, Bulma debió de darse cuenta su mentira, al fin de cuentas, el nunca supo cómo mentir.

Su amiga soltó un suspiro y sus ojos se clavaron en el con reproche, pero aún así, había cierto miedo en aquella mirada.

—Es bueno que sigas vivo —murmuró, dejándolo confundido —, y deja de mentir tan mal.

Gohan se sintió avergonzado, asintió y miró el suelo, tal como un niño pequeño cuando lo acaban de regañar.

Entraron al laboratorio y de nueva cuenta, Gohan no pudo evitar emocionarse por aquellas máquinas e instrumentos.

—¿Lo has terminado? —preguntó Bulma. Gohan parpadeó y miró confuso.

—Sí, solo era un cable sin conectar —elevó su mirada y sonrió -¡Gohan!

El guerrero elevó una mano.

-Hola, Trunks -saludó -, veo que tu madre te tiene trabajando duro.

El joven guerrero suspiró y bajó de aquella enorme máquina.

—Sí, pero es necesario terminar esto—le dijo —, dentro de poco podremos ir.

—Solo un poco más, todo sea por salvar al mundo

Ambos jóvenes asistieron. Gohan estuvo la mayoría del día en Corporación Capsula, ayudaba a Bulma con algunos experimentos mientras que Trunks le ayudaba a su madre a terminar la máquina.

Todo aquel rato fue tranquilo, ninguno de los dos se había exaltado ni notado nada fuera de lo común y por un momento, solo por un momento Gohan logró relajarse y trabajar tranquilo.

Eso fue antes de sentir las bajas de ki.

De nuevo atacan.

Sin decir absolutamente nada, salió del edificio. Mientras más rápido llegue al lugar, menos personas morirán.

No estoy bien, no después de tres días.

°°°°°

Detuvo su vuelo y miró para todas partes, no lograba distinguir donde se encontraban aquellos malditos. Voló encima del pequeño pueblo y se detuvo con fuerza. Ahí estaban, riéndose y torturando a las personas. El enojo comenzó a invadirlo y antes de pensarlo mejor, fue directo a ellos.

—¡Basta ya! —gritó justo cuando le daba una patada en el rostro, mandándolo unos cuantos metros hacía atrás.

Se puso de pie y elevó su ki, provocando que su cabello oscuro se tornara rubio y sus ojos verdes. Miró con odio a aquellos asesinos.

—Mira quien llegó a la fiesta, dieciocho —se burló el androide—, el héroe de la Tierra a llegado, el legendario Son Gohan.

El guerrero apretó los dientes con rabia, diecisiete y dieciocho, aquellos gemelos malvados, a pesar de que dieciocho es mujer, su crueldad hacía que toda belleza en ella desapareciera. Al contrario de su hermano, que él lo único que quería era divertirse. Ambos eran iguales, la única cosa que son diferentes, es su cabello.

—Pero sí ya llegó para arruinarnos la diversión —se quejó dieciocho—, parece que la patada que te dió te afectó algo, diecisiete.

—No digas idioteces —se burló el androide—, esto apenas comienza.

El androide se lanzó a Gohan, un golpe de frente y lo hizo sin ninguna duda, el Guerrero lo bloqueó evitando mayores daños pero aún así su resistencia no era la misma, se sentía cansado y todos sus músculos dolían.

Trató de seguirles el ritmo, pero dos contra uno era imposible. Golpeó a dieciocho en el estómago, dejándola sin aire, aprovechó eso para mandarla con una patada hacia un edificio donde se estrelló.

Logró que la androide no se podía parar aún para pelear solo con Diecisiete. Gohan gritó al mismo tiempo que golpeaba al androide repetidas veces, junto las manos en un solo puño y lo golpeó en la cabeza, donde fue a estrellarse contra el suelo.


—M-Maldito —gruñó Diecisiete.

Los miró a los dos, sería difícil acabar con ellos si siempre están juntos. Dieciocho se lanzó de nuevo a él, le golpeó en el rostro pero Gohan le regresó el golpe más fuerte.

—¡No te distraigas!

Detrás de él apareció el androide, le golpeó en la cara con una patada, Gohan gritó de dolor y se estrelló en una casa. Gruñó y trató de ponerse de pie. Cuando lo iba a lograr, dieciocho le entierra el puño en el estómago, dejándolo sin aire y sin fuerza.

Su cabello rubio se volvió negro junto con sus ojos. Parpadeó varias veces pero ya no tenía fuerzas para ponerse de pie.

Las voces de los androides se escuchaban lejanas y distorsionadas.

—Ese idiota me hizo daño —alcanzó a escuchar a diecisiete.

No puedo moverme...

No puedo...

Ya no.

Una vez más.  [Gohan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora