Pequeño ladrón

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Cuando Kayn todavía tenía 10 años, tenía la mala costumbre de robar la comida de los demás acólitos, su sentido de supervivencia se había agudizado después de la invasión noxiana en el río Epool, en ese entonces Zed lo mantenía vigilado para después corregir cualquier error que el niño cometa.

Un día Zed se decidió por almorzar en su habitación, quería estar a solas mientras leía libros sobre magia sombría y técnicas de purificación.

15 minutos de lectura después Zed agarró un emparedado y al querer darle el primer mordisco lo único que mordió fue su mano.

Se exaltó por un momento y sacudió su mano.

-¿P-pero qué fue?-De un instante a otro su comida había desaparecido.

Buscó bajo el escritorio pero tampoco estaba ahí.

Escuchó un crujido constante debajo de su cama, se mantuvo sigiloso, se agachó y levantó la sábana que cubría lo de abajo.

Era el pequeño noxiano quien estaba con su emparedado a medio comer y al ver a Zed puso cara de susto.

-Si tenías hambre podías haberlo pedido o ir a la cocina.

-Perdón, la puerta está bajo llave y no confío en esas personas-Dijo sin más para terminar de comer lo que le había arrebatado al mayor.

-Ven-Le extendió la mano y este la tomó para salir de su escondite-Vamos al comedor, prepararé más.

-G-gracias.

-Pero a cambio, dejarás esa costumbre de robarte la comida de otros, estás conmigo, no con ellos-Dijo refiriéndose a Darius y Swain.

-Está bien-Sonrió tímidamente.

En lo más profundo de su ser le enterneció que Kayn le obedeciera de esa manera, no pudo evitar formar media sonrisa en el rostro, había cambiado mucho desde que lo halló moribundo.

Le desordenó el pelo con una mano y ambos salieron de la habitación.

"Antes mi joven discípulo y futuro de la orden...ahora mi amante...quién diría que ese mocoso pondría mi vida patas arriba"

-¡Zed!

Ya con 18 años el pelinegro se acercó a su maestro y amante quien estaba leyendo en su escritorio, sin su yelmo y con unos lentes de lectura.

-Dime Kayn-Seguía con la vista en la lectura.

Al no recibir respuesta creyó que se había ido, quizo agarrar una de las galletas que había en un plato a su lado pero no sintió nada. Volteó su vista y no estaban las galletas.

-¿Ya no hay?

Juraría que había más de la mitad en ese plato.

-Kayn ¿fuiste t...?

Cuando se dió la vuelta sólo recibió un beso en los labios, el menor sonrió satisfecho y le entregó las galletas que todavía tenía en manos.

-Sorpresa.

-Niño tonto.

-Oye, ya no soy un niño-Frunció el ceño y se sentó en su regazo, mirándolo de frente mientras rodeaba con sus piernas la cintura del peliblanco.

Sonrió coqueto y puso su manos en la cintura del menor, éste rodeó su cuello con sus brazos.

-Claro que no, ya eres todo un hombre-Le besó el cuello descubierto haciendo que el otro suelte un pequeño pero audible gemido.

-N-no hagas eso...-Se sonrojó, luego sintió como lo besaban en la frente.

-Uno que me vuelve un loco atado...-Lo miró a los ojos-...atado a tí, mi pequeño ladrón.


Mini Cortos Escritos de ZedxKaynDonde viven las historias. Descúbrelo ahora