Seven days II ② [Sarumi/K-Project]

Día 5: Reencarnación

Toda su vida se ha preguntado qué es lo que le hace falta, porque aunque quiera negarlo siempre ha sentido un profundo vacío, como si una pieza de su corazón fue arrancada y perdida lejos, muy lejos.

Las gruesas gotas de lluvia caían aquella tarde, no tuvo más remedio que refugiarse en una pequeña cafetería que se encontraba de paso.

Cuando estaba por ordenar sus ojos se encontraron con unos grandes y bonitos ojos ámbar, en ese instante sintió como la lluvia se detenía y salía un arcoíris con la clásica olla de oro al final.

-¿Qué de... desea ordenar? -la suave voz lo sacó de su ensoñación.

-Un americano cargado -no dijo más y se acomodó en una de las mesas, dedicándose a observar a aquel chico.

Cientos de imágenes llegaron a su mente, ellos de jóvenes, riendo juntos, compartiendo buenos y agradables momentos; de pronto imágenes de ese chico llorando y dejándolo, diciéndole horribles y dolorosas palabras. Sólo tenía ganas de correr y abrazarlo.

-Humm -un carraspeo llamó su atención, poniendo frente a él su café.

-Lo siento -su voz salió más ronca de lo normal, sólo quería abrazarlo.

-Tú... -apretaba su delantal con sus dedos volviendolos blancos, tenía toda su atención - ¿Tú también lo sentiste? Fue como...

-Si nos conociéramos desde hace tanto tiempo -completó -cuando te vi, sentí que todo se detuvo y que tan sólo existimos tú y yo.

-Si eso fue...
-Cómo sentirse completo -el ojiámbar asintió, era raro y la vez gracioso como completaba sus frases.

-Saruhiko Fushimi -extendió su mano.

-Yata Misaki -tomó la mano del contrario sintiendo una descarga -pero sólo puedes llamarme Misaki, si gustas -no le gustaba su nombre, tan sólo sentía que con aquel sujeto no iba a ver solución de que lo llamará tan sólo Yata.

-Misaki -una sonrisa se instaló en sus labios -entonces esperaré a que tú turno termine y te acompañaré a casa -el barista sólo asintió y se marchó.

Con tan sólo observar al pequeño barista ojiámbar lo hacía sentir completo, como si aquella pieza que faltaba en su corazón hubiera sido encajada con su presencia.