↬†ஓீۣۣۣۣ፝ۜ፝ۜ͜͜͡͡ Lay All Your Love On Me || LysMin ۣۣ፝ۜ͜͡ஓீ†↫

Capítulo 6: El que porta una máscara

"Sigue tan entrometida como siempre," Lysandro dejó de ver el libro de matemáticas frente a él y volteó a ver a Castiel, quien ni siquiera tenía el libro posando sobre el escritorio. Típico él, "Me molesta."

"¿Por qué no mejor la ignoras?" Castiel gruñó, moviéndose en su lugar para que sus brazos queden sobre el escritorio y él acueste su cabeza sobre ellas. Parecía realmente molesto, que no es anormal, pero lo que no es normal es que sea específicamente con Sucrette cuando, en primera, Castiel dejó de odiarla después de Debrah, y en segunda, ¿desde cuándo le aflige tanto? 

No hay más remedio que escucharlo, es el único momento en el que se va a desahogar y eso Lysandro lo sabe, lo aprendió después de años de amistad junto al pelirrojo. Ellos dos sí se complementan con su amistad, no como--

Debe dejar de pensar en eso, el día llegará pronto, no será hoy, ni tampoco mañana, pero sabe que pronto terminará su relación con la pequeña Violetta.

"Es que piensa que puede ir de justiciera por toda la vida y que se puede encargar de los problemas del resto," Masculló entre dientes, "No sé por qué me molesta tanto."

"¿Te da miedo que caiga su interés en lo que pasó con Na-?"

"Ni lo menciones, bro, no quiero recordarlo, ¡y más le vale que no meta sus narices en ese asunto!" 

"¡Joven Castiel!" Tras el comentario del aludido, la maestra levantó su vista del libro que tenía de frente y le vio como si escupiera dagas con los ojos, ya estaba harta del pelirrojo y eso que apenas iban cuatro días desde que empezó el bendito semestre, "¡Creí haberles dejado ejercicios para que hicieran en silencio!" Énfasis forzado en 'en silencio', "¿Dónde dejó su libro?"

Castiel suspiró rendido, "No lo tengo..." La maestra se paró de su asiento ante los ojos expectantes de todos. Parecía que sus compañeros no prestaban atención, pero tanto Lysandro como Castiel saben que siempre están atentos, por mantener un perfil bajo frente a la maestra simplemente se reducen a fingir no prestar atención.

"A la sala de delegados."

"¡¿Qué?!"

"Dije que a la sala de delegados, dígale a quien esté ahí que la maestra Sánchez lo manda, ¡pronto!" Ella chasqueó sus dedos una y otra vez haciendo que el chico se moviera rápido, siguiéndolo hasta la puerta donde azotó dicha tras él, una vez que ya estaba fuera.

Nunca se había puesto así antes. 

Maldita sea su fortuna, ¿por qué a la sala de delegados?

"¿Qué haces?" Se sobresaltó al escuchar una voz tras él, vaya suerte del culo que tiene hoy.

"Me sacaron de clases, ¿qué no ves?" Nathaniel suspiró, alternando entre Castiel y la puerta de donde salió. El delegado traía cargando algunos formularios, ¿qué se supone que está haciendo?

"No estoy tan sorprendido considerando que es Sánchez quien te da clases," Dijo, sin cambiar su expresión, de verdad que le da mala espina ese sujeto, le mosquea muchísimo que sean tan poca orgánicas sus reacciones, que cada comentario suyo se escuche metódicamente formulado con antelación, como un guión pregrabado y nada sincero.

Triste. Sólo es eso. Es triste que Castiel haya pensado que logró safarlo un poco de ese agarre, "¿Qué harás ahora?" 

Castiel desvió la vista, de verdad ahora no puede verlo a la cara, "¿Te importa?"

Claro que no, ya sabe la respuesta de sobra, era retórico pero claro que el delegado contestaría a un comentario de Castiel, "Un poco, ¿por qué no debería importarme?"