Laila Stoon...
Un día pasaba por un parque, y me detuve a ver a uno niño pequeño que lloraba desconsoladamente.
Me acerque sigilosamente hacia él, y le pregunte por qué lloraba.
Levanto su mirada del suelo. Me miró derramando lágrimas por sus mejillas, y me dijo lo que le pasaba.
Lo que me dijo, me dejo paralizada. Pensativa, y de cierta forma con un dolor profundo en mi corazón.
¿Qué me dijo aquel pequeño?
Que había perdido a su mejor amigo.
Al principio pensé que se trataba de un niño de su edad, u otra persona cercana; pero no. Se trataba de un oso grande llamado Tobías.
Ese oso era su mejor amigo.
Sonreí al saber lo que pasaba, y al mismo tiempo entendí una cosa.
“Su inocencia era más grande que su dolor”
A pesar de todo, le ayude a buscar el oso. El parque era muy grande, y seguro estaba cerca.
No me percaté si el niño andaba con un tutor o sus familiares, hasta que me detuve a pensar y a preguntarle.
Solo me dijo que su madre estaba cerca, y que sigamos buscando a su único, viejo y mejor amigo Tobías.
Me extrañaron sus palabras.
¿Cómo un niño tan hermoso, inteligente, y más; poseía ese solo amigo?
¿Cómo decía que ese oso, era su único y fiel amigo?
¿El vacío que poseía en su interior lo llenaba con el amor de un objeto no tan valeroso y sin vida?
Pensé claramente mi respuesta. No podía quedarme sin decirle nada, aunque me la reserve. Él era un niño, y le entendía.
Sí. Es una gran etapa por la que pasamos todas las personas. Sin distinción alguna.
Llegamos hasta los columpios, y pude apreciar en uno de ellos a un oso grande y marrón. Sonreí, lo había encontrado.
Le dije al niño sonriendo que mirará hacia donde estaban los columpios. Rápidamente así lo hizo. Lloró de alegría, y corrió hasta ellos encontrando así, al oso de peluche.
Me quedé quieta en mi lugar mirando como cogía a su mejor amigo en brazos y lo abrazaba.
Apreciaba lo que estaba mirando. Mi corazón se encogió al ver como el niño le reclamaba al muñeco por su desaparición. Después de todo, el niño pensaba que el oso le comprendía.
Después de la escena. Le abrazo tan fuerte, que sentí tristeza en mi interior.
¿Por qué?
Me acordó a mi niñez. No juzgo al niño por como es, y por como actúa. Después de todo, es un claro ejemplo de lo que fui alguna vez.
Suspiro. Creí que era hora de marcharme.
Me acerque nuevamente al niño para llevarlo con su madre. Él al verme, me abrazo sin previo aviso. Me quede estática en mi lugar.
No sabía cómo expresar lo que sentí en ese instante. No sabría que hacer o que decir.
Era una dosis de amor. Tristeza. Anhelo, y más. Podría decir, que ese acto de afecto, me devolvió al pasado.
Era como volver a ser esa pequeña niña de años atrás.
Antes de abrazarlo con la misma intensidad, se separo de mi y sólo me sonrió.
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Mi gran amigo... TOBÍAS [Completa]
Random-La vida del ser humano da muchos giros. Ser un adulto es difícil, esta cargado de responsabilidades, y decisiones grandes, que debemos tomar de forma madura, para avanzar en el trayecto del camino de nuestras vidas. Ser un niño cargado de inocencia...