El espacio es un lugar tan vacío sin ti

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Cuando Jimmy despertó su camiseta estaba rasgada debajo de su chaqueta. Se puso una bata corta y se dirigió a su balcón para tomar el desayuno apreciando una vista medieval tranquilizadora. Le dolía la cabeza, se sentía agotado y cansado de la vida.

Su espalda descansaba contra el respaldo de la silla y sus piernas elevadas sobre un banquillo, con un pie sobre el otro; tomó de su taza de té, cerró los ojos al probarla y tomó una respiración profunda.

—¿Esa es la ropa que se acostumbra por aquí?— escuchó una voz proveniente de la entrada del balcón. Jimmy bajó las piernas del banco y miró al hombre desconocido.

—¿Disculpe?— preguntó extrañado.

—Imagino que es el hijo de la Condesa. Mi padre, Lord Soze, es un viejo amigo suyo. Acabamos de llegar a la ciudad y me ha pedido que traiga personalmente una invitación a su fiesta de cumpleaños— sonrió el sujeto.

—Ella no está en la ciudad.

—Es una pena... ¿Es probable que nos hayamos conocido de antes? Su rostro me resulta familiar— comentó el hombre. Jimmy también sentía que le conocía de algo, pero... Esa voz. A la mente de Jimmy volvieron esas palabras "Espero no hayas conocido varón, todavía". Su respiración se aceleró ligeramente. Era él.

—¿Qué?— preguntó al notar que le hablaban.

—¿Que si tiene una hermana? Creo que he conocido a una dama con sus rasgos— comentó con una sonrisa.

—No— sólo dijo. Definitivamente era él, un cerdo y cobarde.

—... Bueno, aquí le dejo la invitación de todos modos— la puso sobre la mesa antes de salir.

Volvió a sentirse sobresaltado por lo ocurrido la noche anterior. Todavía podía sentir las manos bruscas del hombre recorrer su cuerpo y eso lo paralizó, le herizó la piel dejándolo con una sensación desagradable.

Cuando el hijo de Lord Soze salía, Robert ingresaba, se cruzaron en el pasillo. Robert no lo reconoció, pero él a Robert sí. Al rubio le extrañó la mirada del hombre, no le dio demasiada importancia. Entró al balcón. Observó a Jimmy limpiar una lágrima de su mejilla con la palma de su mano.

—¿Estás bien?— cuestionó sorprendiéndolo.

—¿Eh?... Sí.

—¿Cómo está Jane?— preguntó con preocupación en su voz sentándose en la silla a su lado.

—Algo asustada, pero se repondrá... creo— comentó un poco más tranquilo.

—Sobre mí, ¿te ha contado?— preguntó apenado.

—Sí— Jimmy bajó la mirada.

—¿Estás molesto?

—¿Yo?

—Sí, es tu prima y... la he lastimado, pero no quiero que eso termine nuestra amistad— contó.

—Heriste su orgullo. Pensaba que sólo salías con ella.

—La otra chica me lo propuso y ... no pude rechazarla. Tengo necesidades y Jane no está dispuesta a eso por mí— dijo en su defensa.

—Sabía que dirías eso. Ella dijo: "los hombres siempre se excusan con la tontería de no poder resistir esas tentaciones"— respondió— Sabemos que sí podías haberla rechazado, pero no quisiste hacerlo.

Robert bajó la mirada, las palabras de Jimmy eran serias y se estrellaron contra él y su culpa con fuerza.

—Le... le escribí esto a Jane hace tiempo— sacó un papel de su bolsillo— ¿Quieres oírlo?— preguntó. Jimmy asintió con la cabeza, en silencio— "La chica que yo amo, ella tiene largo cabello negro, ondulado; yo lo declaro; La chica que yo amo, sí, ella tiene largo cabello negro, ondulado..."* El resto no está terminado— dijo ante la mirada de Jimmy. Robert extendió sus versos a Jimmy, quien los tomó— Me gustaría que se lo entregaras.

Jimbert - Lady blueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora