Corazón En Tinta Y Sangre

La Verdadera.

By C Viginti, Julio 2017.

Imaginé tener siempre o por un día una princesa
Para que gobernara mi castillo y lo llenará con calor,
Porque yo era débil, inhumana y pertenecía a la reina,
Era una marioneta torturada por el deseo y el amor.

La imaginé vestida por siempre de blanca sal,
Con un corazón cálido y destellando luz pura,
La imaginé en mi reino, llena de amor y blancura,
Imaginé para mí lo que sería una princesa ideal.

Pero el momento llegó y alguien más reinó;
Ella desprendía fuego pero en el reino el hielo lideró,
¿Cómo podría explicar tu belleza, joven mujer,
si desprendes fuego de la piel y reluces dentro de mí el poder?

Cuando te vi destilabas fuego hecho de invierno,
Desplegabas majestuosas alas hechas en el averno,
Tu corazón guardaba calidez en una armadura de hielo
Y tus ojos demostraban de mil formas el anhelo.

¿Cómo hablar contigo, siendo simple duquesa,
si tú eres un ser digno de alabanza, de la realeza?

¿Cómo merecer tus palabras? ¿Cómo merecer tus oídos?
¿Cómo podría decirte que en tus manos tienes mis hilos?
Solo estoy hecha de pintura, solo estoy cubierta de simple madera,
Y tú jamás creerías en mí si no me mostraba como verdadera.

Aun así pintaste en mí hilos azules, tan permanentes que aún relucen,
Los dejaste sin estar hechos de sangre, hechos de simple tintura,
Pero manteniéndose firmes, sin que otros se crucen,
Tintados con algo de tu sangre que relucía por ser pura.

Te imaginé vestida por siempre de fina seda,
Con un corazón cálido, mostrándose frío a cualquiera,
Te imagine en mi reino, gobernando a mano dura,
Esperando a que algún día vivieras fuera de la armadura.

¿Eras..., eres..., has sido..., serás...?
No importa de verdad si no te apartas de mí jamás,
Porque la princesa de la imagen no se hizo verdadera,
Porque a quien buscaba era a ti y no una princesa cualquiera.

Viginti, 2019

Ella, radiante y perfecta, que era la verdadera,
Se fue y ahora me siento una mujer cualquiera.