Capítulo 25| Clement White

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S E L E N E🌑🌓🌕

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S E L E N E
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Mi más grande deseo siempre fue el tener un bebé, era lo que mi corazón anhelaba más que nada en el mundo y si debería entregar mi inmortalidad por complacer ese deseo lo hubiera hecho. Tuve diversas parejas en busca de poder formar una familia, pero con cada uno de ellos fracasé, mi cuerpo expulsaba esos fetos antes de que pudiera cumplir un mes de gestación. Mi último aborto espontáneo ocurrió cuando la hija mayor de Poseidón descubrió su secreto, fue mi embarazo más largo llevaba dos meses de gestación y durante una noche lo sentí. Pude sentir como ese ser dentro de mí moría, llore durante muchas noches, Noemí intento consolarme, muchas de sus hermanas y hasta Nyx fue a intentar animarme. Pero ninguna comprendía mi dolor, todas ellas no anhelaban con tanto fervor como yo el poder tener a un bebé entre mis brazos.

Por mucho tiempo estuve sola, siendo infeliz por mi condición, mis amoríos que tenía con humanos se acabaron, sabía que si me embarazaba terminaría perdiendo al bebé por lo que no quise ni intentar. Durante mucho tiempo solo brillé en el cielo para no abandonar a los humanos, pero muy en el fondo me sentía devastada, sola e incompleta. Seguí sintiéndome así hasta que lo conocí Clement White, un joven humano lleno de vida esperanzas y sueños. La primera vez que nuestros caminos se cruzaron fue durante uno de mis recorridos por la tierra, en busca de una distracción de mi triste de realidad.

No paso mucho tiempo antes de que nuestro amor se consolidara con un embarazo, durante mucho tiempo tuve miedo por las antiguas experiencias sobre mis perdidas, pero respire aliviada cuando el primer trimestre paso y continué con mis cuidados siguiendo al pie de la letra los consejos de las demás diosas. Deseaba tener a mi hija entre mis brazos, quería ver sus preciosos ojos y tomar su pequeña mano con un dedo. Solo quería verla respirando, en un mundo que debía prepararse para su llegada, sus primeros pasos y cuando finalmente aprendiera a hablar y me dijera mamá.

Meses estuve al resguardo de muchas diosas y de mi propio esposo, este era su primer embarazo y estaba tan nervioso y ansioso como yo de finalmente ver a nuestra pequeña. Cuando un día estando sola con Noemí rompí fuente y la inminente llegada de Bunnie finalmente se dio. Mi pequeña al fin pudo estar entre mis brazos y mi inmenso amor por ella floreció como las flores en primavera. Nuestra pequeña familia estuvo durante mucho tiempo viviendo unida y feliz, o eso aparentábamos delante de nuestra hija. Clement comenzó a sentirse extraño sentía que algo no andaba bien consigo y de hecho tenía razón, yo lo sabía, pero no podía inmiscuirme. Eso era algo que no me correspondía a mí sacar a luz, pero en el momento en que él lo supo me culpo. Solo porque yo lo sabía y jamás se lo dije, no es porque no quisiera sino que simplemente eso que decidí ocultar era un asunto en donde no podía inmiscuirme por el bien de mi pequeña.

Quizá si hubiera hablado en su momento ahora no me encontraría en esta situación, volviendo a sentir el miedo de perderla como lo viví durante todo mi embarazo. Vi como se llevaron a mi hija inconsciente en una camilla sin poder decirme si estará bien o que es lo que le está pasando, tan solo comparten miradas entre ellos que me preocupan aún más. Noemí se cansó de intentar hacerme sentir mejor y fue en busca de algo que pueda tomar para calmar mis nervios. La deje irse necesitaba quedarme esperando las noticias de Bunnie y me quede en aquella sala junto al padre de mi hija.

Los Ojos De La Luna [2.2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora