Capítulo 8 🌸

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Dioses griegosAlec🌸🌸🌸

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Dioses griegos
Alec
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Toco tres veces la puerta de Megan esperando que ella me deje entrar, desde que pasó la cena con su novio no habíamos cruzado palabras. La puerta se abre dejando ver a mi hermana que se veía algo diferente, un aura diferente la rodeaba y todo en ella parecía lindo. Su cabello antes liso ahora mostraba ondulaciones sutiles y su cara antes natural ahora estaba maquillada. Bien dicen que cuando encuentras a tu mate cambias, pero no pensé que sería tan drástico ese cambio en Meg.

—¿Pasa algo Alec? —desde que ella había abierto la puerta de su habitación yo no había propinado palabra alguna. Saliendo de mis pensamientos aclaro mi garganta mirando por encima de mi hermana hacia su habitación. Meg comprende mi acción y se aparta dejándome entrar, el cuarto es tan grande como el mío.

Con paredes pintadas de lila claro y negro, todo ordenado y con varios lugares cómodos para sentarse bien iluminados. Pintadas de lila había dos puertas una que conducía al armario y otra al baño. Del otro lado de la habitación dos estanterías de color negro con libros ordenados por el color en sus portadas, un escritorio grande con unas cuantas cosas de oficina y por último la enorme cama tamaño king de mi hermana. Sobre esta había varios almohadones de colores lilas y negros, con un acolchado de pelos que se asemejaba mucho al pelaje de un lobo y que al tacto es muy suave, mi hermana se sienta en su cama contrastando con el color blanco de esta. Con su mirada me indica que me siente donde quiera y viendo la habitación me decido a sentarme en un puf que tenía otra sabana del mismo pelaje, pero de color purpura.

—Tenemos que hablar de Conor —hablo sintiendo como mi cuerpo era absorbido por el puf y comenzaba a incomodarme. Parecía que me había sentado en una nube de algodón donde mi peso comenzaba a colapsar por donde me moviera.

—¿Me dirás por qué me estuviste siguiendo estos últimos cuatro días? —trago en seco viendo a Meg que se cruzó de piernas como indio y apoyando sus codos en sus rodillas dejó caer su mentón en sus palmas. Rascando mi nuca miro a mi hermana que sigue observándome con una sonrisa burlona, cuando alza una ceja intento buscar mi voz que no parece querer salir por mi garganta.

—Perdón por espiarte Meg, pero solo fue para protegerte escuché rumores en el instituto y pensé lo peor —agachando la cabeza pasó una mano desordenando mi cabello, mi hermana aclara su garganta antes de volver a responder por mí.

—Fue más fácil para ti creer en rumores antes que venir y hablar conmigo para saber si lo que se decía era verdad —un bufido se escapó de sus labios antes de volver a hablar —Alec eres mi hermano tú me conoces mejor que nuestros propios padres, ¿Cómo se te ocurre que estaría con un lobo solitario? —ahora miro a mi hermana que ahora tiene sus brazos cruzados sobre su pecho y su mirada desprenden llamaradas.

—Creo que no estaba pensando con claridad me cegué por los celos de hermano mayor y desconfíe de ti Meg lo siento mucho —mi hermana no pudo mantener más su rostro enojado y se levantó de su cama caminando hacia mí.

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