10

3 0 0
                                    

Querido bilingüe,

Te quiero, y ya no sé cómo demostrártelo.

En cuanto me he despertado, no te he visto en la cama y me he preocupado por ti.

He bajado al salón, aun extrañada e inquieta por no verte, cuando me he encontrado de frente con algo que ha hecho que cambie mi vida en Londres.

Justo al lado de las ventanas largas del salón, había un gran piano de cola de un color azulado, mi color favorito.

Tal ha sido mi sorpresa que me he quedado en shock. Quieta, como una estatua y con una boca tan abierta que parecía que de un momento a otro se me iba a desencajar la mandíbula.

Cuando he conseguido tranquilizarme, he andado hacia él y me he sentado en su taburete. Era tan acolchado que me sentía como en casa.

Mis dedos empezaron a deslizarse por el piano, tocando una de las melodías más bonitas que conozco para este instrumento.

Al rato, alcé mi mirada y vi cómo tanto Connor, como tu madre y como tú, me observabais.

Me fijé en ti. Una gran sonrisa apareció en tus labios. Me señalaste el piano, y vi sobre él una nota con un lazo rojo. La abrí y la leí:

"Querida londinense,

Ahora puedo llamarte así, ya que ya llevas unas semanas viviendo aquí.

Sé que el estar tanto tiempo fuera de casa es complicado, y por ello he querido hacerte este regalo.

La primera vez que te vi sentada en un piano, me deleitaste con una melodía que me dejó completamente cautivado por ti (y eso que en ese momento ya lo estaba).

Ayer pasé por una tienda de música y vi este piano puesto en el escaparate. Al percatarme de su color, me acordé de ti. Y tanto cariño le cogí, que lo compré, ansiando verte tocarlo con ese ímpetu que solo tú posees.

Sé de sobra que en este momento estarás pensando en que no debería de haberlo comprado y que me he gastado demasiado dinero en algo que yo ni tan siquiera sé tocar.

Pero, mi querida melómana, si algo he de decirte es que el tan solo imaginarte tocándolo, hace que mi intranquilidad e inseguridad se disipen por completo.

Espero que ahora te sientas como en casa y que, cada día, disfrutes mientras te expresas con esa musicalidad que tan solo tú posees.

Te quiero, mi chica de los cascos,

El chico del autobús".

Yo también te quiero, mi querido bilingüe,

Tu chica de los cascos.

Querido Bilingüe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora