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Querido bilingüe,

Siempre agradeceré todos tus consuelos, tan dulces y necesarios.

Cuando has visto cómo una lágrima ha caído sobre mi mejilla mientras estaba al piano, has ido rápidamente hacia mí y me has rodeado en tus brazos.

Me has pedido que me calmara, que siempre estarás a mi lado pase lo que pase.

Y es que, mi querido bilingüe, esa melodía me la enseñó mi mejor amigo del conservatorio, cuando era pequeña, porque, como yo, él también tocaba el mismo instrumento y soltaba una gran pasión por él. Le llamaban Diego, el virtuoso.

Nunca te he hablado de él. Fue mi mejor amigo en esa etapa. Coincidíamos en todas y cada una de las clases que teníamos y, cuando podíamos, componíamos canciones nuestras.

Y esta es la primera que él compuso, justamente dedicada a mí.

Y así estuvimos durante cinco años cuando, una tarde, su madre tocó a mi puerta con los ojos llorosos.

Diego se había ido al otro lado. Había sufrido un accidente y no pudieron salvarlo a tiempo.

Ahora toco esta obra en su honor, por esos años tan buenos que vivimos juntos.

Espero que no te pongas celoso, mi querido bilingüe, pero una de las últimas cosas que me dijo justo antes de irse fue el fantasear con que él y yo éramos novios.

Cuando sucedió la desgracia, días más tarde su madre me confesó que Diego estaba enamorado de mí. Que me quería con locura y que pensaba pedirme ser su novia.

No te pongas celoso,

Agradecida por saber escucharme cuando lo necesito,

La chica de los cascos.

Querido Bilingüe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora