Relación

9 0 0
                                    


Di un gran salto cayendo me de la silla de mi escritorio

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Di un gran salto cayendo me de la silla de mi escritorio. Miré el reloj a mi derecha y me asusté. Si seguía así iba a llegar tarde al trabajo. Desayuné rápidamente y me dirigí al baño a hacer mis necesidades. Antes de salir de mi casa me eché un vistazo en el espejo y pude notar unas pequeñas ojeras debajo de mis ojos. Entre una cosa y la otra se me pasó la hora y me terminé durmiendo sobre mi escritorio a altas horas de la noche. Suspiré y me fui. De todas formas ya no podía hacer nada respecto a eso.

Apenas logré subirme al subterráneo, sin embargo este estaba atestado de gente. Esto me pasa por salir tarde. Supongo que no podre releer lo poco que avance ayer. Observé toda la gente a mi alrededor, había adolescentes dirigiéndose, o por lo menos es lo que supongo yo, a sus colegios charlando alegremente entre sí, hombres con trajes mirando constantemente su reloj y mujeres arregladas para ir a trabajar. Me parecía absurdo pensar que cualquier persona podría ser ese tal Kaine con una máscara para que nadie sospechase y más absurdo aún pensar que cualquiera podría ser su futura víctima, pero lo cierto es que cualquiera de aquí puede serlo incluyéndome. No creo que algunas de estas personas pueda ser Kaine simplemente carece de sentido.


Me paré frente al enorme edificio del M.P.S. Mucha gente con trajes negros entraban y salían. Suspiré una vez más, me acomodé la ropa y entré.

— Buenos días Neón, ¿tuvo una larga noche?— Fiona, la secretaria, me saludó con una enorme sonrisa. Siempre ha sido muy amable y atenta.

— Algo parecido. Buenos días. ¿Sabes si ya llegó Amber?

— Si, llegó hace un momento.

—Muchas gracias y que tengas un buen día.

— Igualmente.

Caminé hasta la zona oeste de la gran edificación y subí por un ascensor hasta la zona designada a la C.I.O Saludé a algunos compañeros que ya se disponían trabajando y me senté en mi correspondiente escritorio listo para continuar con la investigación que había decidido comenzar. Pocos segundos después aparece Amber con dos grandes tazas de café y se sienta en el escritorio próximo al mío.

—Hey ¿qué cuentas cabecilla? — Dijo animadamente poniendo una de las dos tazas que cargaba en mi mesa para luego beber un sorbo de la otra. No sé como hace esta chica para estar tan animada a esa hora de la mañana.

— Nada bueno— La miré y por mi simple cara se dio cuenta de que no había logrado ningún avance.

—Vaya creo que alguien no logró dormir muy bien anoche y supongo que no lograste nada realmente útil.

— Lo único que pude hacer fue una lista de las cosas obvias que ya sabemos.

—Bueno, eso es un buen comienzo— Miro hacia ambos lados queriendo comprobar que no haya nadie escuchándonos y agregó — Créeme que en todos estos meses no hemos avanzado mucho más que eso—

KaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora