Cuando despierto sobre las diez de la mañana, Marta ya se ha levantado y oigo que trastea en la cocina. Me desperezo y me quedo un rato acostado en la cama, recordando la noche anterior. Me excito reviviendo cada momento, cada escena y primero pienso que debería darme una ducha fria para bajar la erección, pero finalmente decido que lo mejor es que sea Marta quien baje el calor. Aún así, busco mi móvil, pues Rober me prometió que me mandaría un mensaje cuando dejara a Marta aquí en casa. Lo encuentro sobre mi mesita, como cada día y busco el mensaje, aunque noto que alguien lo ha abierto ya antes. Seguramente ha sido Marta y así que antes de que la cosa vaya a peor llamo a Rober, le explico y con él decidimos que es hora de poner en marcha la parte final del plan.
Tras eso, y totalmente desnudo me dirijo a la cocina, donde oigo a Marta fregando los platos. Está pegada a la fregadera, con las manos enguantadas y trasteando con los platos. Lleva un simple vestido de tirantes muy sexy, que le queda justo por debajo de su culito y bajo él como siempre, el tanga, no me hace falta mirarlo, estoy seguro de que es así porque tras cuatro años de matrimonio y conviviencia se de sobras lo que se pone para estar cómoda. Me acerco a ella sin hacer ruido, la abrazo y pego todo mi cuerpo al suyo. Ese gesto la sorprende y dice:
- Toni, ¿que haces, no ves que estoy ocupada, además tenemos que hablar.
Se que no puedo darle tregua y menos tiempo para hablar así que sigo pegado a ella y le subo la falda del vestido diciendole:
- Luego hablamos de lo que quieras, ahora me apetece más otra cosa.
Acaricio sus nalgas y apartando el hilo de su tanga deslizo mi dedo indice desde la raja de su culo hasta sus labios vaginales. Ella es estremece aunque nuevamente insiste:
- Por favor, Mario, es algo urgente. Anda, déjame y desayuna - mientras sigue fregando los cacharros.
- No, estoy ardiendo, cielo, necesito un desahogo y ya sabes cuanto me excita verte tan ligera de ropa- justo en ese momento restriego mi sexo desnudo por su raja, y al notarlo ella da un respingo y cierra el grifo de agua. Gime y suspira diciendo:
- Esta bien - al parecer está tan caliente como yo, quizás recordando lo que la noche anterior hizo con Rober.
Siento como los jugos de su sexo, humedecen el mio y sigo rozando mi polla por su dulce entrada. Marta empieza a suspirar, su cuerpo hierve de deseo mientras mis manos han apartado los tirantes de su vestido y masajean sus senos turgentes.
- ¡Métemela! - me suplica deseosa, notando como mi verga juguetea con su sexo restregandose una y otra vez.
No la hago esperar, dirijo mi polla hacía su húmedo agujero y meto el glande. Marta suspira al sentirlo dentro de sí. Luego lo saco de nuevo y vuelvo a meterlo y repito esa operación tres o cuatro veces más, tratando de provocar que Marta me desee cada vez más, hasta que se la meto por completo de una fuerte embestida. Mi mujer se estremece y grita como una condenada al sentirme por completo en su interior. Arremeto contra esa dulce cueva unas tres o cuatro veces cuando de repente suena mi móvil que he dejado en el salón.
- El móvil - exclamo deteniendome en mis movimientos.
- No contestes ahora - protesta ella.
- Tengo que hacerlo, quizás sea urgente, ya sabes que sólo mi jefe o alguien de la oficina suelen llamarme a ese móvil - me excuso sacando mi sexo de ella - Luego seguimos preciosa.
Le doy un tierno beso en la nuca y me aparto dirigiendome al comedor. Cojo el móvil y respondo, en realidad es Rober ya que hace uno minutos que habiamos quedado así.
Marta ha venido tras de mí, supongo que para comprobar con quien hablo y que digo.
- Sí, señor, no, no se preocupe, por media horita no pasa nada. Ahora mismo voy.
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ATRAPADA ENTRE DOS HOMBRES
RomanceMarta vive atrapada entre su marido y su amante. Ambos son tan distintos, Mario, su marido es demasiado tradicional y aburrido, Rober, su amante, es todo lo contrario, divertido, imprebisible, sorprendente. Pero en realidad, ambos tienen un secreto...