CAPITULO 3 MARIO, ROBER Y EL CAMARERO

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Escondido tras la puerta del recibidor, veo como Rober se está follando a mi mujer. Es una imagen sublime y encantadora, ver a mi mujer y a mi amante haciendo el amor como posesos. Ni en mis más calientes sueños hubiera podido crear una imagen tan hermosa y perfecta y lo mejor de todo es que me excita, me excita verles, me excita oír sus gemidos y ver la cara de deseo de ambos. Jamás pensé que Rober accediera a mis deseos cuando se lo propuse, ni que fuera tan fácil para él conquistar a Marta. Mi verga está como un hierro candente, y si pudiera saldría al recibidor y les daría a cada uno su ración, pero… Mi relación con Rober es un secreto, mi mayor secreto y por supuesto, Marta nunca debe saber nada de eso. Veo como ambos se corren y vuelvo a la cama, tratando de que no me oígan para que Marta no sé de cuenta de nada. Ella no tarda en entrar y venir hasta la habitación, cuando está ya en la cama, le preguntó que tal ha ido la noche. Estoy caliente, ardiendo tras la escena que he presenciado y necesito una mujer con la que calmarme, acaricio su cadera, acerco mi cuerpo al suyo, pero ella me rechaza. Por un segundo, me siento herido, a veces parece que Rober sepa satisfacerla mejor que yo.

No sé como logro dormirme, pero cuando a las siete de la mañana suena el despertador, yo sigo caliente como una tea, rememorando la imagen de mi mujer siendo follada por nuestro común amante. Me levantó y me ducho, mientras Marta sigue adormecida. En la ducha trato de calmar mi calentura, pero es imposible, necesito una mujer. Marta entra entonces en el baño, y yo decido salir de la ducha, pretendo provocarla, por eso me seco despacio y sin prisas. Ella se lava la cara, se peina frente al espejo, sin perder detalle de mi cuerpo. Me acerco a ella por detrás, excitado y con la polla erecta, ella parece responder a mi demanda y acabamos haciéndolo allí mismo como posesos. Y mientras lo hacemos, me excito rememorando la escena de la noche anterior, imaginando que su sexo sigue lleno del semen de mi amante. Tras ese momento de pasión salgo del baño y mientras ella termina de arreglarse yo me visto y llamó a Rober:

-          Necesito verte – le digo.

-          Vale, te espero en la puerta de tu casa en cinco minutos – me dice él.

-          Vale.

Tras eso cuelgo, me dirijo a la cocina donde tomo un rápido café y salgo. Cuando llegó al portal Rober me está esperando en su moto frente a mi casa, ni siquiera se ha quitado el casco.

-          Hola – lo saludo rápidamente, cojo el casco que me ofrece y me lo pongo, y en menos de dos minutos, salimos corriendo en dirección a su casa.

Cuando llegamos, ninguno de los dos dice nada, ambos sabemos lo que queremos. Por eso subimos a toda prisa. Tras cerrar la puerta lo abrazo, lo beso apasionadamente.

-          Anoche me pusiste a cien mientras te follabas a Marta – le digo, mientras le desabrocho la cremallera del pantalón.

-          ¿Te gustó ver como me la follaba, eh?

-          Sí, fue increible. Esta mañana no he podido resistirme a follarmela en el baño, porque no dejaba de darle vueltas a la imagen de los dos follando en el recibidor.

Me arrodillo ante él y sin más preámbulos, le bajo la cremallera del pantalón,  desabrocho el botón y saco su sexo erecto y caliente de su refugio. Lo empuño y empiezo a lamerlo con total veneración. Me encanta, me encanta sentir el sabor de su nabo caliente, sentir como las venas de este se hinchan mientras mi lengua pasa por todo lo largo del tronco y como empieza a salir el líquido preseminal cuando chupo el glande llenando mi boca de su salado sabor. Rober gime en señal de aprobación y yo siento como mi verga crece al ritmo de este dulce deseo. Rober me aparta, ahora es él quien toma la iniciativa, me coge por el cuello con una mano y me besa, mientras con la otra me baja la cremallera del pantalón y mete su mano, atrapa mi sexo, lo saca y lo masajea como sabe que a mí me gusta. Gimo, le deseo, deseo estar dentro de él y se lo hago saber diciendo:

ATRAPADA ENTRE DOS HOMBRESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora