Ese Izuminokami es un loquisho jsjsj.
Sisisi, yo también escribí en vicevelsa, digo, soy un completo payaso, lamento tanto la tardanza de años... literalmente, sin más, disfruten, los aprecio mucho por esperar por mi.
El último comentario del hombre de aretes la hizo abrir los ojos. ¿Lo qué le estaba diciendo era mentira, verdad?. Su sonrojo desapareció, pues, de pensar que estaba jugando con ella o simplemente burlándose, pasó a algo mucho más serio.
-Naruto, suéltame-. Ordenó la mujer castaña, tratando de hacer más fuerza, pero lastimosamente no logró ni siquiera moverlo.
-¿Por qué debería hacerlo? Los dos sabemos que *hip* lo quieres-. Preguntó al comienzo el ojiazul, para luego decir, ampliando más su sonrisa. Al sentir como ella se movía más y más, soltó una risita, era tan divertida.-No vas a poder escapar Tsuru-chan-. Mencionó él, lamiéndose los labios.
Tsuru siguió moviéndose, esperando que en algún momento los brazos del castaño flaquearan, pero, no pasó y solo pudo mirar la cara sonrojada por el alcohol de Naruto.-Es una broma, ¿no?-. Preguntó la ojiamarilla, pero al ver como este seguía sonriendo se asustó aun más.-Yo no quiero esto Naruto, ¿qué le vas a decir a tú hija si se entera de esto?-. Habló con el ceño fruncido, mientras continuaba moviéndose en vano.
El ojiazul frunció el ceño un momento, sin embargo respondió.-Vamos Tsuru-chan, tú y yo sabemos que quieres esto... desde...-. Debió al alcohol en su sistema y al hecho de que todo este tiempo había estado en constante estrés, cayó rendido en el pecho de la castaña, haciendo parpadear a esta.
-¿Q-qué acaba de pasar?-. Se preguntó a si misma en voz baja mirando hacia abajo, notando la forma dormida de su ex-cuñado. Se palmeó la cara, sabía que ese idiota no haría algo así, ni siquiera era estricto con Mei-chan. Se quedó así por un rato hasta que se cansó de tenerlo encima.-Ahora ¿como se supone que voy a llevarlo a su habitación?-. Se volvió a preguntar, pues, ese hombre era muy alto y estaba lleno de músculos. Una bestia en pocas palabras.
Al día siguiente
El Namikaze estaba muy feliz durmiendo en un agradable futón. Un poco de baba estaba cayendo de su rostro mientras soñaba. Soltó una peculiar risa en el sueño. Frunció el ceño cuando la luz del sol se volvió más intensa y golpeó su rostro, haciendo que arrugara la cara. De manera lenta y calmada fue abriendo los ojos, aunque, no pasó mucho cuando se levantó de golpe, mostrando que solo estaba con su pantalón con la parte superior al descubierto en donde habían varias vendas.
(pobre, no tiene pezones)
-¿Dónde estoy?-. Preguntó a nadie en particular, teniendo su mirada al frente. Suspiró unos momentos luego cuando reconoció que estaba en su habitación, pero... ¿en qué momento él había llegado a su casa?.
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Punto débil
Fiksi PenggemarHay veces que la verdad suele ser muy desagradable, tanto, que hasta hubieses preferido seguir viviendo la mentira. Este un nuevo fic, de Naruto obviamente, y sí, volví a cambiar su apariencia. Esta historia esta escrita poco después de verme el He...