Princess

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Tim odia su cuerpo.

La apariencia frágil y delicada que lo caracteriza, los muslos suaves y sin vello, la espalda angosta, la cintura corta, el cabello suave y lacio, sin forma.

Detesta sus labios rosados y rellenos, esa boca besucona que parece buscar atención, en un rostro con unos ojos demasiados grandes y expresivos que no pueden ocultar su disgusto.

Alguna vez incluso pensó en recortar sus pestañas, que le dan apariencia aniñada de muñeca.

Las chicas no le toman enserio, es un niño bonito y una amiga más.

Es frustrante.

Por eso, cuando Jason aparece sin camisa, exudando masculinidad, pavoneando todo lo que a él le falta lo envidia hasta que el sentimiento lo corroe y le envenena.

Esta cansado de sus insultos, del apodo de "princesa", que le ha puesto, que le ofende más de lo que nunca admitirá.

Harto de todo avanza hasta su arrogante figura y  lo hace callar con un beso.

-¿Quién es la princesa ahora? ¿Te robe tu primer beso? -le pregunta agresivo y dominante, casi sensual.

Jason está atónito, esa expresión le gusta, y lo lleva a un camino peligroso.

Cuando está con Jason se siente completo, toda la rudeza que imprime en su piel le llena de moretones y marcas, pero le gusta.

-Más duro... Más fuerte... No me romperé-le jadea con hambre sobre su aliento.

Jason no lo trata con delicadeza, es duro cuando sus caderas golpean en su interior, le asfixia con su aliento a tabaco y le muerde los labios hasta hincharlos sin piedad.

Eso está bien, se siente bien, el sexo con una mujer es tierno y el no es una princesa, es un hombre.

DrabblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora