Las palabras del hombre resonaron en la habitación sin sentido aparente. Los ojos rojos brillantes de Phoenix se pasearon por los chicos, en sus miradas vio confusión, que era de esperarse. Entendiendo que ellos no habían entendido Phoenix se apresuró a explicar.
—Hubo hace tiempo unas armas tan poderosas que quienes las poseían eran confundidos con dioses —los chicos miraron con el ceño fruncido a Phoenix, este sin prestar atención continuo—, así que lo que ustedes los humanos creían en un dios Todopoderoso Zeus, era en realidad un simple mortal que tuvo la fortuna de poseer una de estas armas.
»Entre estos afortunados estuvo Hades, quien consumido por la envidia destruyo todas las demás armas, pero no pudo con las de Poseidón, Atena, Artemisa y Zeus. Los que poseían las armas en ese entonces murieron no sin antes dejar seguras a las armas y asegurándose que alguien terminara lo que ellos dejaron incompleto.
»Parece ser que Hades encontró la quien iba a seguir con su misión, y ahora no quiere que las demás armas encuentren a su dueño.
Los chicos ya se habían secado las lágrimas y estaban atentos y no dejaron de ver a Phoenix.
—Este sí que está siendo un sueño muy raro —rio Zack, se había parado y se cruzó de brazos—, sería bueno despertar ya, no quiero que mis hermanos se coman mi desayuno.
Phoenix dirigió una mirada severa a Zack, dio unos pasos adelante acercándose más a los chicos. Su porte elegante se endureció y parecía más imponente.
—Esto no se trata de ningún sueño, lo que acaba de ver fue la manera Hades de decirles lo que harán sin ustedes llegan a aceptar las armas.
—Alto ahí, ¿dices aceptar armas? Insinúas que las supuestas personas que terminaran con lo que dejaron esos "dioses" seremos nosotros, en primer lugar esperas que te creamos que es cierto —una risa socarrona salió de la boca de Zack y arceo la una ceja.
—De ser cierto podrías darnos pruebas, ¿no crees? —dijo esta vez Aurelio que también estaba de pie y veía muy incrédulo toda aquella escena.
Phoenix dio unos pasos atrás y cerró los ojos por un momento, cuando los abrió el escarlata de sus ojos lleno hasta su iris, de su espalda salió unas alas mucho más grandes que él que parecían ser de fuego. Levanto su mano hacia los cuatro chicos y estos de repente sintieron un tan inmenso dolor que lo hizo doblarse y caer al suelo.
—Dicen que no se siente dolor físico en los sueños, ¿verdad? —Phoenix bajo su mano, sus ojos volvieron a la normalidad y sus alas se esfumaron—. Siento causarles dolor, pero es la manera que se me ocurre de hacerles entender que esto no es un sueño.
Los chicos respiraron forzosamente tratando de volver a incorporar, estaban confundidos, no entendían como todo eso podía ser verdad, simplemente no era posible, las cosas que decía aquel hombre no tenían sentido, después de todo, los mitos de dioses eran eso: solamente mitos. Inventados para fascinar a las multitudes de actos heroicos y excusas para rendir ritos a seres a los que ellos estaban agradecidos.
—Las armas los eligieron a ustedes y debe haber una razón, pero ahora deben detener a Hades —dijo Phoenix.
—¿Y detenerlo de qué exactamente? por lo que has dicho lo mejor sería destruir el armas de Hades y todo se resolverá, tal parece ser que eres alguien con poder, bien podrías hacerlo tú —refuto Laila.
—Hades ha hecho un reino, seguramente ustedes han escuchado de ese reino llamado de mismo modo que él: el Hades. Lo que quiere Hades ahora es extender su reino y de esa manera hacerse más poderoso, esta resentido, quiere que aun después de haber muerto los demás poseedores demostrar que él es más poderoso. Y no puedo ser yo quien destruya las armas, las armas pueden ser destruidas por otras armas y las armas pueden poseerlas los que han sido elegidos.
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Mikrokosmos
FantasySolo eran niños que jugaban a salvar el mundo y derrotar monstruos. Pero esos niños crecieron, y ya no existen tales juegos. Para Aurelio, Zack, Anisa y Laila, la hora de los juegos termino y hay una misión que ellos deben aceptar, pero es demasiada...