El haberse bañado y fregado sus espaldas asiduamente hasta que dolieron y se pusieron rojas no quito los tatuaje que tenía impresos en la piel los chicos.
Miraron con impotencia aquellas marcas tocándolas como si pudiesen borrarlas, se sintieron estúpidos el solo considerar que el sueño que tuvieron fuese el causante de eso, sin embargo no se les ocurría nada que pudiese explicar que de la noche a la mañana tuviesen marcas imborrables en sus espaldas.
Tras haberse cambiado, eligiendo ropa más cubierta de los que les hubiese gustado, pues el calor que hacía sugería ponerse ropa fresca, decidieron prevenir que alguien viese lo que tenían en la espalda evitando preguntas a la cuales no podrían responder sin parecer unos dementes; engulleron rápidamente sus desayunos y corrieron a la escuela para poder hablar de lo que les había pasado.
Por el camino los chicos se encontraron para sin necesidad de palabras transmitir solo con la mirada los que estaba perturbando tanto. Antes de decir algo se aseguraron de no ser escuchados por las demás personas que iban caminando alrededor, al ver que el camino estaba tan concurrido que ser escuchado no sería posible, decidieron dirigirse a un pequeño bosque que quedaba no muy lejos de donde están. Al tener privacidad soltaron un suspiro.
—Me gustaría saber qué mierda está pasando —dijo Zack mientras caminaba de un lado a otro tratando de calmarse.
—Creo que me volveré loca —confeso Laila mientras jugueteaba su rizado cabello pelirrojo—, asumo que ustedes también tienen... —sus palabras quedaron en el aire en busca de la manera correcta para describir lo que tenían en las espaldas.
—Estos "tatuajes" —termino de decir Aurelio—, no puedo evitar pensar que son a causa del sueño.
—Pero eso no es posible —dijo Anisa—, de ser así, todo esto de las armas es cierto y nosotros somos responsables de poseerlas para quien sabe qué cosa.
Los chicos los chicos se quedaron un rato sumergidos en el silencio, reflexionando sobre toda aquella situación. En un principio, en el fondo los chicos en el sueño se enfrascaron en creer que nada de lo que aquel hombre de ojos escarlata decía era verdad, aun cuando el dolor pareció verídico no les fue posible convencerse de que aquello fuese cierto. Un escalofrió recorrió sus espaldas el solo pensar que existiese un hombre capaz de matar a quienes les diese en gana solo por puro resentimiento, de igual manera les daba miedo el pensar en que de ellos dependiese detenerlo; no se sentían capaces.
Zack se tiro al suelo recostándose en un árbol y poniendo sus manos alrededor de su cabeza usándolas como almohada, miro al cielo tapizado por las hojas de los árboles.
—Esto debe de ser un sueño —dijo Zack mientras soltaba un suspiro.
—Creo que había quedado claro que esto no es un sueño —dijo una voz entre los árboles.
Los chicos se sobresaltaron. La voz provenía de Phoenix que había aparecido de la nada, los chicos estaban asombrados de su repentina aparición, pero los pensamientos de ellos salían a borbotones y más que sorprenderse de que él llegado como por arte de magia les confirmaba que todo era real.
—Oficialmente perdí la cabeza —dijo Zack mientras se tapaba la cara con las manos.
—Lamento haberlos asustado —dijo con una voz que transmitía tranquilidad, pero los chicos lo miraban sin parpadear, al ver la reacción de los chicos Phoenix les dirigió una sonrisa cálida—. Veo aun no asimilan lo que dije.
Laila trago saliva y se dispuso a hablar.
—¿Podría explicarnos si sabe usted que es lo que tenemos en nuestras espaldas?
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Mikrokosmos
FantasySolo eran niños que jugaban a salvar el mundo y derrotar monstruos. Pero esos niños crecieron, y ya no existen tales juegos. Para Aurelio, Zack, Anisa y Laila, la hora de los juegos termino y hay una misión que ellos deben aceptar, pero es demasiada...