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Narra Raquel:
- Raquel no hay más tiempo, te tienen que quitar las vendas ya - habla Marta y yo niego con mi cabeza - no podemos esperar más, el Tucu no ha venido aceptalo ya lo veras cuando venga más tarde, pero no podemos seguir esperando a alguien que si no ha venido ya, no creo que venga.
- Él me prometió venir Marta, yo confio en él y sé que va a estar aquí, lo sé, solo diez minutos más, si dentro de ese tiempo no viene me quitan las vendas, promesa - hablo y escucho un suspiro mientras yo bajo la mirada, por favor Joaquín no me falles, me has prometido estar aqui, y todavía no hay ni rastro tuyo, ven pronto por favor.
- Raquel ya no puedo esperar más, su tiempo ha pasado y tengo más pacientes a los que revisar - habla serio el médico y yo suspiro.
- Hagalo, le hemos dado su tiempo - susurro mientras una pena se consumía en mi interior, creía que había cambiado, que su actitud era diferente, pero claro, se me olvido esa parte de que las personas no cambien pase lo que pase.
- Pues haya vamos, cuando yo te diga vas a abrir tus ojos lentamente para que se acostumbren a la luz y crucemos los dedos para que todo haya salido según lo esperado - habla el médico y yo asiento con mi cabeza - venga ahora lentamente abre tus ojos - susurra y yo hago lo que me dice.
- ¿Y bien? - pregunta Marta nerviosa y yo sonrio llorando, al ver a mi amiga - ¿me ves? - pregunta y yo asiento con mi cabeza - Raquel - me abraza sonriendo.
- ¿Eso de ahí es un chupetón? - pregunto mirando su cuello cuando se separa de mí.
- Es que a Alvaro le gusta marcar territorio - se encoje de hombros y las dos nos echamos a reir. - no sabes lo feliz que me hace sabes que estás bien, que todas las horas que he estado en esa puta silla que es más incomoda que una cama de pinchos han merecido la pena - besa mi frente y yo bajo la mirada - ¿pero qué te pasa ahora?, no es momento de estar triste Raquel, acabas de recuperar la vista, mucha gente quisiera estar en tu situación ahora mismo.
- Me había hecho ilusiones de que había cambiado, confiaba al cien por cien, de que vendría, de que sería lo primero que vería, si todo salía bien, pero como siempre me ha vuelto a dar con la puerta en la cara, si es que yo no sé ni por que moleste en escucharlo y en hacerme ilusiones como una estupida - susurro y una lágrima se escurre por mi mejilla mientras mi amiga acaricia mi espalda - ¿quién pago la operación?
- Aunque no lo creas ha sido Sergio, me dijo que seguía estando en deuda por todo y que no encontraba otra forma mejor de agradecerte y pedirte perdón por todas sus imbecibilidades - se encoje de hombros.
