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—¿Como se supone que harás eso?—Expresó con burla. A pesar de la rabia y miedo arremolinados en su interior el joven tragó con fuerza, manteniendo una postura firme.

Él me ama— aseguró.

Sin embargo su cuerpo se sacudió cuando obtuvo como respuesta una carcajada vieja y gastada.

—¿Y por cuánto sería eso?... Solo espera hasta que se entere quien eres.

Jimin se removió incómodo antes de despertar, la alarma sonando de forma molesta danod aviso sobre un nuevo día laboral

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Jimin se removió incómodo antes de despertar, la alarma sonando de forma molesta danod aviso sobre un nuevo día laboral.

No quería admitirlo pero estaba cansado.

Despertar tan temprano de lunes a sábados y llegar tan tarde más la atención que sus padres le exigían le tenían exhausto.

Adoraba a Jeongsan con toda su alma pero cuidar de un niño no era menor exigencia. Por eso mismo siempre expresó con burla lo mucho que prefería cuidar de uno ajeno a uno propio.

Ni siquiera el pensamiento de algún beso discreto por parte de Jungkook le hacían sentir mejor.

—Eres realmente detestable Park Jimin— con dificultad se puso de pie y caminó lentamente a la ducha.

El agua cayendo en su espalda y empapando su cabello castaño si le hicieron sentir mejor.

Repasó con cariño todo lo vivido con Jungkook aquel sábado, sin duda alguna había sido un día destacable.

No por ser el mejor día de su vida o el más feliz pero el tumulto de emociones que atravesaron su ser eran abrumantes.

Se vistió, peinó y maquilló con cuidado. Por lo general siempre tenía cuidado con su imagen pero desde que conoció a Jungkook se había vuelto casi obsesivo.

Él realmente quería verse bonito para el pelinegro y es que Jungkook lograba lucir perfecto sólo respirando.

Tomó todo lo necesario antes de dejar el departamento y caminar por las solitarias calles de la ciudad, a pesar de ser temprano ya se podía notar una cantidad decente de transeúntes y vehículos.

De tanto en tanto cerraba los ojos e inhalaba profundamente el frío de una mañana otoñal. Jimin realmente amaba los paseos y caminar, es por eso que a pesar de ser una distancia considerable caminaba hasta el departamento de aquellos dos seres que habían vuelto su vida tan interesante.

—¡Jiminie!— y entonces todo el cansancio en su cuerpo podía ser borrado, la sonrisa y energía de Jeongsan eran una potencia de energía para él.

—¿Cómo estás, cariño? ¿Cómo estuvo el fin de semana con los abuelos?— de forma desesperaba el niño le obligó a tomarle en brazos, apenas y había entrado al departamento.

—¡Fue increíble! Muchos dulces y postres y galletas y pasteles y-

—Hola.

Un escalofrío recorrió su columna vertebral ante aquella voz un poco ronca debido a la hora, levantó la mirada y perdió el aire cuando fue bendecido con un Jungkook recién bañado y a medio vestir.

Hey baby! • KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora