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Doble actualización, asegúrense de haber leído el capítulo anterior ❤️ leer nota al final!!

Amor.

Tenías que tener una gran cantidad de valentía en el cuerpo para decir en voz alta que no existía, que era una ilusión, alguna forma de reprimir a las personas.

En cierto punto de su vida Jeongyeon debio aceptar que era real, intangible e incomprensible, una mezcla de hormonas e impulsos nerviosos. Después de todo amaba a su padre, a su madre, cada uno de sus primos y amigos por lo que terminó por decidir que si bien el amor existía, simplemente no era para todos.

Al menos no para ella.

Sin embargo, teniendo lo anterior en claro, jamás pudo deshacerse de aquel deseo terrenal, aquella ridícula fantasía. El deseo de amar y ser amada.

Y estuvo bien.

Por mucho tiempo estuvo bien.

Hasta que llegó él.

Todos tenemos secretos, historias privadas que atesoramos de forma egoísta.

Segundo año en la universidad, los alumnos iban y venían en sus intercambios. Es un lujo encontrarte con una piel tan pálida, unos ojos tan claros, un cabello tan rubio y un cuerpo tan fornido en la cuidad.

Pero lo hizo.

Y supo que debía correr.

Porque el amor a primera vista es una ridiculez pero la atracción, la curiosidad y el interés no.

—Linda.

Después de haber escuchado toda su vida los ridículas insultos de Jimin y la burla de muchos compañeros apareció un hombre que ofreció algo positivo.

No naci para parecerte linda, imbécil.

Fue brusco, atropellado y no sería sino hasta tiempo después que descubría que él apenas y entendía el idioma, innecesario decir que jamás entendió su respuesta.

Se escabulló por días, semanas, meses y en una o dos ocasiones por años.

Era molesta la manera en que de alguna manera u otra entrelazaban sus caminos. Como sin haberlo planeado colisionaban contra el otro.

Al inicio permitió ilusionarse, caer de rodillas con aquella voz tan brusca, guardar en sus pensamientos un hombre tan bueno.

Pero estaba asustada porque en lo más profundo de su ser sabía que era una cobarde y cuando se presentó la primera dificultad decidió salir corriendo.

Huyamos. Ven a casa conmigo.

El semestre terminó y creyó que él sólo sería un torpe recuerdo, como un amor de verano.

No obstante cada noche que se le complicada dormir recordaba su tacto, su amabilidad y sus palabras.

Ella no era buena para él. Le gustaba pensar que ambos lo sabían y Blaz sólo actuaba como un niñato impulsivo.

Con los años el niñato impulsivo se volvió un hombre que no se rendía, un hombre que se arrodilló y rogó con la voz estrangulada que se dieran otra oportunidad.

Y era molesto porque sólo lo hacía más difícil, más doloroso y complicado. Como leer y releer un libro con final trágico esperando que de alguna manera cambiara al terminar.

Pensó que lo había logrado.

Aquel libro viejo y maltratado por fin descansaba en un estante, ansioso por llenarse de polvo.

Hey baby! • KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora